Uno habla con su lengua
y su lengua le devuelve
a la cuna y al hogar
a los brazos de su madre
y a la cultura ancestral,
a la vida de sus antepasados,
no se pueden negar
derechos ni libertades,
es bueno el poderse expresar
en completa libertad,
que las lenguas sirvan
para podernos recrear
en aquello que sirve para ahondar
más y más en la paz.
Que los silencios
solo sirven
para coartar la libertad de los pueblos,
que los silencios impuestos
son poco más
que una bocanada de humo
que no deja disfrutar
de los días con sus noches y así más y más
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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