Me he visto a la antigua usanza.
He abierto el ropero
y me he vestido con capa y espada,
sombrero con pluma, espuelas y botas altas
y me he ido,
avanzaba la mañana
a un duelo de esos
en que uno se pinta de rojo la cara
con tal de aparentar
que ha recibido una estocada.
Que alivio ver la muerte
desde ese lugar
en el cual el escritor
avanza con su máquina
escribiendo lo que quiere
sin que en ello nazca nada
que sea diferente a lo que trama.
En este domingo entra por la ventana
fragancias a pescado asado entre brasas,
postre de natillas con nata
y sonidos a jarana
que invitan a levantarse de la cama
y aparecer por allí donde
la diversión puede durar
hasta altas horas de la madrugada.
Un silencio y una cascada
de aluviones de chupitos y cazallas
caen allí donde uno duerme
y sueña con aquellas noches de veladas largas
en que era más joven
y las horas no pesaban nada.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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