Me muerde el día,
sólo un tanto,
un mucho,
un mucho,
me atraganto,
carajo,
y lo hace con descaro.
Me muerde el alma
aquella que era de enamorado,
ahora un desierto vacío
entre soles y el encontronazo,
del frío por las noches
mis palabras congelando.
Me llena de gozo
y lo hace con descaro.
Me muerde el alma
aquella que era de enamorado,
ahora un desierto vacío
entre soles y el encontronazo,
del frío por las noches
mis palabras congelando.
Me llena de gozo
el saber que vuelven
los poetas enamorados,
esos que viven inmersos
en aquellas sus cosas
y se olvidan de las otras
de las que van pasando.
los poetas enamorados,
esos que viven inmersos
en aquellas sus cosas
y se olvidan de las otras
de las que van pasando.
Se que lo suyo
es dar rienda suelta al cuerpo,
complacerse y agotarse
en batallas que mueren
al poco rato,
de esas que no pasan a la historia
si detrás no hay un final trágico.
De esto que estamos hablando
es dar rienda suelta al cuerpo,
complacerse y agotarse
en batallas que mueren
al poco rato,
de esas que no pasan a la historia
si detrás no hay un final trágico.
De esto que estamos hablando
quedan para la historia,
Romeo y Julieta
y un libreto que los trata
a la altura del mejor de los parnasos
o los amates de Teruel,
en su pueblo enamorados
de quienes con sus luces
una tragedia originaron,
o,
Juana de Arcos,
Santa Teresa de Jesús
la Madre Teresa se Calcuta
y un largo repertorio:
Romeo y Julieta
y un libreto que los trata
a la altura del mejor de los parnasos
o los amates de Teruel,
en su pueblo enamorados
de quienes con sus luces
una tragedia originaron,
o,
Juana de Arcos,
Santa Teresa de Jesús
la Madre Teresa se Calcuta
y un largo repertorio:
Alice Keppel,
Barbara Villiers,
Madame de Pompadour,
Diane de Poitiers,
Arabella Churchill,
Mesuline von der Schulenberg,
Maria Fitzherbert,
de mujeres de todos los estilos
que aparecen a diario
para recordar
al mundo greco/romano/hispano/anglo/europeo/americano,
que somos frágiles
casi plumas de pavos,
que a poco que sopla el viento
entre soplidos del viento
nos alejamos.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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