jueves, 26 de septiembre de 2024

POESÍA: (UN MOMENTO)

 Podría hacer algo más
de lo que estoy haciendo,
pero a mi no me importa 
no hacer nada.
 Nada es también
 estar escribiendo,

y es que para uno el escribir
es más que un oficio de tinieblas,
es algo que  nace
 por allí donde pululan 
los pensamientos.

 Si no nos adiestramos 
en tener a los pensamientos
entre las letras sujetos,
seguro que alguno se nos escapará
y nos quedaremos como lelos.

Ayer fue un día de esos 
de salida al campo 
para recolectar setas, 
níscalos
y fue bien el día
surgían por todos los lados,
como si fueran conejos,
pero lo mejor de todo
fue la comida,
un menú de esos baratos,
en que comimos
 de primero 
arroz caldoso con cordero
y de segundo 
ternera en su punto,
el que quiso el cocinero.

No hubieron postres 
y si café
de esos
 que te dejan por dentro
como para andar de nuevo 
20 kilómetros.

Un vino tinto 
de alta graduación, 
cepas autóctonas
del pueblo,
recuperadas después 
de un buen escarmiento,
puso en todo esto su acento
y lo más agradable del instante,
en que se nos caía
 encima el cielo,
fue la llegada de trece ciclistas
que venían de rodar 
por carreteras 
que si no llevan al infierno,
es porque Pedro Botero 
estaba por esos instantes  haciendo 
a las calderas remiendo,
poniendo lañas y tapando agujeros

Un hombre del lugar 
entrado en años 
nos comentaba 
como había cambiado todo esto.

Decía que el pueblo tenía una fuente 
que continuaba en el lugar,
por aquello 
de que es un monumento,
pero que por la carretera 
ya no pasaban arrieros,
ni bohemios, 
ni paladines 
en eso de escribir un verso
al monte cercano, 
con pinos en su cerro.

Recordaba este hombre
en todo sincero
que por allí se dieron batallas
 y desencuentros,

y que unos ganaron 
y que otros perdieron,

y cuando le vi caer una lágrima
pensé
 que ya sabía yo 
de que iba aquello.

Nos despedimos rayando ya el sol 
por encima de un cabezo 
y entre fotografías del encuentro,
y algún que otro abrazo
le dijimos al camarero,
¡sepa usted que volveremos!

El hombre muy movido en esto
de usar de la filosofía práctica 
para sacar pecho, 
nos hablo como si fuera un orador
 del parlamento,
y nos despidió con aquello de,

 "Novia tuve 
y se marchó 
a comprarse un sombrero
y por aquí ando yo esperando
que vuelva
al menos 
para recoger el velo"

Un día de estos volveré,
 dije,
ya el coche en movimiento,
pues el no hacer nada
a lo que veo
no es ni recomendable ni bueno.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

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