Que los consabidos días
con sus aguaceros
despuntando sobre el cielo que veo,
la luz trémula atravesando las nubes
encandiladas
de sonrisas atrayentes
y es que el agua allí vapor que da vida
se asoma y deja en sus entrañas
el ciego dolor dormido
de las noches en que uno se abalanza
sobre los sueños que pasan.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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