La senda del amor es sencilla
por ella fluyen los desengaños y quereres,
unos que van y otros que vienen,
todo transita entre agradables sensaciones,
bienestar que lleva en pos
de eso que se conoce con un nombre
que del manantial de la vida emerge,
de allí donde si se mira se ve a quien quieres.
Así se puede ser un romántico
convencido de que se nace
para querer y para ser querido,
dentro de un guion que recoge
escenarios muy idílicos,
en un mundo donde la perfección no existe,
de ahí que no seamos dioses y si mortales.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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