martes, 15 de noviembre de 2011

POESÍA: EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ Y SU ALJAMA

                               

Un sol cansado y aburrido
viene a dar sus últimas bendiciones del día
a un gato con dientes de felino
ansioso de ser presa de mi cámara
ahora que me cruzo en su camino
y sigo mi paso con rumbo fijo

Voy al encuentro del barrio judío
de aquel Castillo de Garcimuñoz
tan apagado  y dejado a su destino
como si sobre el hubiera cáido
la maldición de un Dios vengativo e injusto.

Ya en la judería contempló
su sinagoga sin culto
y el viejo hospital en deshuso.
De aquellos días quedan humildes casas
de paredes blancas y pequeños ventanuchos
y siento entre tanta historia
extraños sensaciones que me hacen pensar
que los hijos de David
fueron felices en sus aljamas
antes de ser obligados por leyes injustas
a salir fuera de su patria hacia lejanos destinos.

Ya de regreso
me trae el viento,
de allí donde una cruz se divisa
junto a un camino,
un viejo poema de ritmo lento y repetitivo
que viene a decir
ya cerca de mis oídos:

¡Eya velar, ella velar, ella velar!
Velat aljama de los judíos.
¡Eya velar!
Que non vos furten al Fijo de Dios.
¡Eya velar!
Ca furtávoslo querrán.


Autor: José Vte. Navarro Rubio

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