EL PUDRIDERO REAL
Al morir los reyes, estos no son sepultados directamente en el Panteón, previamente y durante unos 25 años; descansan en una sala cercana conocida con el nombre de “Pudridero”.
En las mismas escaleras que llevan al Panteón Real, en el
segundo descanso, a la derecha, un pasadizo cerrado por una puerta de
madera conduce a un lugar prohibido para nadie que no sean los frailes de la Comunidad Agustina, que custodian el Monasterio del Escorial desde 1885. El Pudridero Real,
donde reposan los restos mortales de los tres últimos Borbones
fallecidos, consta de dieciséis metros cuadrados con las paredes de
piedra, el suelo de granito y el techo abovedado.
La función del Pudridero Real es reducir los cuerpos para que se adapten a los minúsculos cofres de plomo -de apenas un metro de largo y 40 centímetros de ancho- que, una vez sellados, se introducen en uno de los 26 sarcófagos del Panteón de Reyes.
A día de hoy, en esta estancia enclavada en el subsuelo de la
Basílica, son dos los cadáveres que esperan su sepulcro definitivo: el
de don Juan, Conde de Barcelona, que descansa en el Monasterio desde el 3 de abril de 1993; y el de la Condesa de Barcelona, entregado a los agustinos el 4 de enero del 2000.
La reina Victoria Eugenia, abuela del actual rey Juan Carlos, que falleció en 1969 en Lausana, pero que hasta 1985 no fue trasladada a El Escorial, es la última reina que ha sido trasladada del Pudridero al Panteón, donde descansa desde octubre de 2011.
Alfonso XIII, marido de Victoria Eugenia y abuelo de Juan Carlos, nunca llegó a pasar por el Pudridero.
Había fallecido en Roma en 1941 y cuando fue trasladado a España, en
1980, ocupó directamente el lugar reservado para él en el Panteón Real. Su padre, Alfonso XII, tan sólo estuvo 13 años en este recinto transitorio, desde 1885 hasta 1898.
El traslado de restos al Panteón también se celebra en la intimidad. Sólo asisten a la ceremonia un miembro de la Comunidad Agustiniana, otro del Patrimonio Nacional, un arquitecto (encargado de dirigir el desmontaje del murete del Panteón Real) y dos operarios. También está presente un médico, que se limita a testimoniar que el proceso de descomposición ha finalizado.
Aunque los restos de los Condes de Barcelona no han sido trasladados aún a sus urnas correspondientes desde el Pudridero, se ha determinado que el Panteón de Reyes de El Escorial se encuentra completo, lo que abre la puerta a una gran duda: ¿en qué lugar descansarán en un futuro los cuerpos del rey Juan Carlos y doña Sofía?
EL PANTEÓN DE LOS INFANTES
Además del Panteón Real, a finales del siglo XIX en 1862 y por orden de la reina Isabel II se construyó el Panteón de Infantes para dar sepultura a los hijos de reyes que por primogenitura de nacimiento no pudieron ser sepultados en el Panteón Real y las esposas reales que no habían tenido descendencia coronada.
Destaca entre los allí enterrados y en un lugar de honor, el féretro de Juan de Austria, hijo natural de Carlos I y por lo tanto hermanastro de Felipe II.
Se trata sin duda de una tumba de extraordinaria importancia, no sólo
por el personaje de que se trata sino por la maestría de la talla,
realizada por Giuseppe Galleoti. Realizado en mármol blanco de Carrara, en él vemos la efigie de don Juan con la espada entre sus manos.
Los Infantes cuentan también con su propio Pudridero, en el cual actualmente se encuentran los restos del infante Jaime de Borbón (tío paterno del Rey Juan Carlos), don Luis de Baviera (primo), y doña Isabel Alfonsa de Borbón (sobrina de Alfonso XIII).
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