martes, 6 de diciembre de 2011

REBOLLONES/NÍSCALOS Y POESÍA: EN UNA MAÑANA DEL MES DE DICIEMBRE DEL AÑO 2011

Me adentro en la espesura
de un sembrado de pinos,
monte bajo de matas y allí descubro
entre ramas y arbustos
medias luces caídas desde el cielo
que vienen a depositarse
sobre el tupido suelo de especies vegetales alfombrado
como si fuera el vestido de una princesa
visto a través de la ventana vidriada de un castillo.
Ando y miro
voy a la búsqueda incierta de níscalos
y cuando los encuentro respiro
corto y limpio
y deposito
con sumo cuidado en una cesta
que les hace de temporal nicho.
Camino entre la espesura
por sendas que desconozco
y llego
hasta allí
donde me encuentro y descubró
que estoy yo solo con ese mundo
en el que las palabras se pierden
entre las copas de los altos pinos.
Vislumbro entre la maleza
los tan preciados níscalos
y gozo de alegría
entre tanta naturaleza viva
hasta el punto
en que se me aquietan las inquietudes
y vuelvo otra vez a la senda, me oriento y continuo.
Voy persiguiendo la luz,
tras los ladridos de perros de caza,
en pos de un destino
que solo yo me marco
en una mañana de diciembre en que detenido el reloj
me he trazado como meta respirar aire puro.
Ya la cesta llena
y la luz a punto de tomar tonos más oscuros
vuelvo
hacia ese recodo del camino
donde comencé en este día mi odisea
en pos de níscalos.
A lo lejos la ciudad
se adivina entre nubes de humo,
sonoros ruidos
y prisas incontroladas
de ciudadanos que han sucumbido
al encanto de los grandes rascacielos,
de los comercios
y escaparates con productos y más productos,
de las salas de fiesta y restaurantes
con menús de todo el mundo.
Ya el motor del coche en marcha
me alejo entre silencios
que vienen anidar allí
donde las amplias copas de  los pinos
rozan los labios de ese cielo ,
a estas horas, ya perezoso y taciturno.

Autor: José Vte. Navarro Rubio

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