Crecen los silencios
al tiempo que arde un tronco de madera
y el humo se pierde en el firmamento.
En este y otros días
no hay para mi momento
en que no centellee mi corazón
al sentir cercano
el profundo abrazo de la noche
al venirme el sueño.
A sorbos me bebo los ruidos envolventes
que buscan su morada allí donde no veo
y es tan cierto que siento miedo
que para cuando cantan los gallos
en las madrugadas de todos los tiempos
yo ya estoy siempre despierto.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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