lunes, 12 de marzo de 2012

POEMAS: A ESE CASTILLO DE LA ALDEA DE SANTIAGO DE LA TORRE, SAN CLEMENTE, QUE SE RESISTE A MORIR

Yo vi en ese castillo
un fantasma pasear
e iba de almena en almena
y de Torre del Homenaje
hasta allí donde el Záncara se dejaba beber.

Yo vi en ese castillo una estrella descender
y posarse en la cabellera
de una noble dama que solía descender
desde la alta Torre
hasta allí donde la planicie se quebraba
y los campos de espigas doradas se convertían
en carrascas centenarias y olivos de ramas mecidas
por el juguetón viento que soplaba
desde allí donde El Rus era un rico vergel.

Yo vi en ese castillo a una cigüeña construir
su nido sobre una torre
y la vi regresar ya las tardes caídas
con algo que poner en el endeble pico
de un guacho sin plumas
que temblaba de miedo cuando se ponía a llover.

Yo vi como caían las tardes
y venían las noches
y llegaban las mañanas
y de repente en algún atardecer
descendían desde el cielo
rayos de luz tan luminosos
que creía entender
que Santiago de la Torre
era más que una aldea
y algo más que un recóndito lugar
dejado de la mano de Dios
para poco a poco morir.

Yo vi sudar a las piedras
y beber
como si tuviera sed
al sol agua
y vi
como el mundo se acababa
allí donde ya no atinaba a ver
algo más que no fuera horizontes y más horizontes
y más luz y más luz
y más miedo a perder la razón de ser
que a los manchegos nos llega cuando nacemos
y se nos va cuando dejamos el lugar donde Dios nos dejó caer.

Yo vi un majano y no vi un castillo,
yo creí morir,
y ya cuando leí la noticia
de que Santiago de la Torre
era menos Torre y más mojón
me puse a escribir.

Autor: José Vte. Navarro Rubio

Castillo de arena
no puede ser
y yo soñé
un castillo de piedra
que en la llanura manchega
ayudó a establecer
una aldea pequeña
y junto a él
una iglesia primitiva
y unas grandes alamedas
donde venían a florecer
rosas de Triana,
geranios de Babel,
amapolas descaradas
y como si fueran colores
pintados al pastel
verdes hojas en primavera
y ya caduca su tez
olmos y espinos
consolándose en su vejez.

Tierras quebradas
a palos no debió ser
y le viene su nombre
de esa aridez
que en La Mancha se hace noble
a base de ofrecer
poca agua y mucha mies.

Santiago de la Torre
con su castillo a la vez
ahora ya lejos te creo ver.

Autor: José Vte. Navarro Rubio

Ser en esta tierra
continuo silencio
no quiero ser
ni quiero ver
como caen las piedras
de lo que fue
un bello monumento
que nació
para engrandecer
nuestro ser.

Tocar, asir y ver
como en la llanura
resurge
en un atardecer
una fortaleza
que de tanto querer
llora y se resiste a fenecer.

¡Quien pudiera tener poder
para mandar hacer
y que poco cuesta ¡Dios mio!
hacer las cosas bien!

Autor: José Vte. Navarro Rubio

Me vuelve el día a decir
que pregone con alta voz
que el Castillo de Santiago de la Torre
no quiere morir
y que solo quiere,  que fácil es ¡Señor!
que alguien se acuerde de él
pues fue fortaleza  y tuvo buen Señor
que como  vasallo sirvió a su rey
y ahora ya en la vejez
la muerte a punto de venir
la ruína se lleva su honra y honor.

Torre de castillo
y de Santiago que fue su Señor
solo hay una
a tiro de piedra de San Clemente
y a redoble de tambor
del Provencio querido lector.

Autor: José Vte. Navarro Rubio


Castillo de Santiago de la Torre
y de una bella Dulcinea
sacada de un libro de caballerías
por donde quizás pasó un día
un tal Don Quijote de La Mancha
a pedir camino de Rus posada y comida
y de un clero santiaguista
tan poderoso y altivo
que hizo del lugar una aldea
y quizás pudiera ser que una villa.

Y vino el día de la partida
y con él decayó la vida
de ese trozo de nuestra Mancha querida
del cual no tengo buenas noticias
pues se dice,
ojala y fuera mentira,
que se cae a trozos como si fuera una Jericó
por el demonio maldecida.

¡Ay de Santiago de la Torre
 con tan buenas vistas
como te resistes a tu muerte predicada
aunque todo anuncia por desgracia
que tienes contados los días!

Torre con su castillo
me llena de alegría
pues en la llanura es
como una dulce melodía.

Autor: José Vte. Navarro Rubio

¡Ay Don Rodrigo Rodriguez de Avilés II,
Señor de Santiago-Quebrado
por aquel año de 1407 de Nuestro Señor Jesucristo!
¿Que fue de tus tierras y de tus vínculos,
tras ser hecho prisionero
por los enemigos moriscos
en la defensa  con setenta lanzas
del castillo de Húrcal
y sufrir en Granada  un largo cautiverio
que diezmo tus caudales y dejó tus tierras sin frutos?

Primer Señor fuístes en el año de 1404, gran honor el tuyo,
de Santiago -Quebrado y Martin-Obieco
con todos los pechos, derechos y tributos,
gracias a un Concejo de Alarcón que a 13 de noviembre
del año 1404 susodicho
tuvo a bien darte tan grandes beneficios
en agradecimiento a los servicios prestados a la corona
que ganó con tu ayuda un Marquesado grande y rico.

Dos mil quinientos doblones de oro
fue el precio justo para unos,
y para otros injusto,
que pusieron los moros por tu liberación
y en ello acudió tu familia
recurriendo a vender en el año de 1428 su pequeño señorío.

Recayó la Torre del Quebrado
o de Santiago de la Torre,
cada uno a su gusto,
en manos de los vecinos
de Santa María del Campo Rus
y hacia el año 1603 la volvió a comprar
un descendiente tuyo,
Alonso Pacheco de Guzman,
regidor de la ciudad deToledo
quien estableció para él y para los suyos
el mayorazgo de Santiago de la Torre, he dicho.

Autor: José Vte. Navarro Rubio

Si quebrada fue la vida
de su dueño y señor
que un día cayó cautivo
y el rescate le costó su señorío,
quebrada fue también la vida
de tan regio castillo
que sobrevivió en la llanura,
meseta, páramo o erial árido y frío
a falta de mejores amos y buenos amigos.

Lo mío por lo tuyo
y mientras tanto
el castillo de Santiago de la Torre caído
y en estas que estamos
cada uno va  a lo suyo.

Ya la muerte le ronda,
ya se abre un nicho
allí donde un día
una bella doncella despedía
con lágrimas en los ojos
a su Señor
que marchaba con sesenta lanzas
camino de Murcia
donde se dio su infortunio.

Ya se oyen campanas
en una iglesia sometida
al expolio continuo
y dicen
y no se si es verdad
o hay mentira en el dicho
que es su primer señor,
el de Avilés cautivo,
el que viene a rondar por el Quebrado,
con capa, armadura, casco y espada en el cinto,
cuando le viene en gusto
y que toca las campanas
en señal de luto.

Más pudiera ser
amigos y amigas de los castillos
que nuestras penas llegaran lejos
y que nuestros suspiros
tan grandes como piedras de molino
sirvieran de acicate
y ayudaran al fin  de convertir a Santiaguillo
en prioridad y objetivo número uno.

Castellanos Manchegos
demostrar vuestro cariño
hacia lo que es vuestro
y pedir la reconstrucción de ese castillo
perla entre las perlas
que no se merece ese siniestro destino
al cual la ignorancia lo ha sometido.

Autor: José Vte. navarro Rubio

De pensar en ese lugar
me entran penas
y se me van
las alegrías
que me aparecen
como si fueran
brisas de aire traídas
que llegaban a la torre
desde la cual se oteaba y vigilaba
a la huestes enemigas.

Y me quedo
de esta desafortunada historia
con las incansables sonrisas
de aquellos que tuvieron la dicha
de verte y disfrutarte
en dichosos y añoarados días.

Era  y es y ojala fuera
el Castillo de Santiago de la Torre
una santa reliquia
pues parece
si lo contemplas con sabiduría
como si la vida
no hubiera pasado
y todavía fuéramos
en su cercanía
caballeros feudales
de aquellos que iban a la lucha
blandiendo en su pica
el pañuelo de su amada
que a la espera tejía
finas camisas
y jubones con valiosas pedrerías.

Autor: José Vte. Navarro Rubio

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