Morir en el empeño
y morir
con los ojos puestos
en esos ladrones
de guante blanco
que han quitado la ilusión
a un pueblo.
Son ellos
ex-altos cargos
y algunas parejas de hecho
los que se han forrado de pleno
a cuenta de no hacer lo que tocaba
y consentir
con su voto firme y perverso
que de ciertas entidades de crédito
saliera dinero
camino de paraísos secretos.
Europa nos mira con recelo
pues ya han puesto el lazo al perro
y solo esperan,
eso si con mucho respeto
que el muerto este bien muerto
y que sobre el ataúd se luzca un letrero
que avise de la enfermedad
por la murió el enfermo.
Autor: Nabucodosor
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