No, no digáis que no estáis por cambiar el mundo
vosotros que sois jóvenes
y tenéis todavía como los aguiluchos
las garras afiladas para el combate.
No digáis
que todo esta perdido
y que la única forma de combatir las injusticias
es claudicando desde las primeras horas de la mañana
hasta el último segundo de una noche
en vosotros ya muerta
desde el mismo momento en que os vinisteis a ser parte de ella
en un parque sin columpios
y sin agua en su estanque vació de barcas y lleno de peces muertos.
No digáis nada más
pues el mundo no se merece la pasividad de vuestras vidas
aunque muchos estén orgullosos de vuestras hazañas
y se regocijen pensando
que sus imposiciones son justas
pues no hay nadie que las venga a protestar.
Venir, si os apetece,
hasta allí donde se abre la mañana
y llenar vuestros ojos ahora vacíos
para así poder apreciar
la hermoso que es ver un amanecer
después de sentirte contentos consigo mismo.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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