A una mañana que nace nos encadenamos,
vamos saliendo de nuestros silencios
madurados en la noche
como una fruta verde en la cámara de una cooperativa
para enfrentarnos a la rutina
que se presenta con música de motosierra
podando las ramas muertas
de un árbol que vimos crecer un día.
La rutina, ella sola, te acoge,
y te lleva hacia esos lugares
por ti ya asumidos
donde el pensamiento se distrae
y contrae ya víctima
de un cruel engaño que te pasara factura.
Andar a ciegas y sin saber
el por qué hacemos las cosas
y donde anida eso que se llama creatividad
que solo sirve para lucir
como un libro nunca usado en una librería.
Te revelas,
finges que quieres ser otro,
pero solo eres tu,
el de siempre,
agarrado a tu cotidiana vida,
que se te ofrece
como un salvavidas
en un mar en calma
y a la orilla
de una playa desierta
donde volver a comenzar con tus rutinas.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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