sábado, 5 de enero de 2013

POESÍA: EL WINNIPEG Y LOS HORRORES DE LAS GUERRAS

Un buque navega y se hace a la mar
en periodo de entreguerras
y en nombre de la libertad.

El  Winnipeg con héroes de una patria
a la cual no se puede regresar
se pone rumbo a Chile para llevar
a exiliados españoles
camino de un nuevo hogar.

De negro las golondrinas
miran su pasar
cerca de un muelle
que se levanta como si fuera un pedestal
para dejar
que unos millares de pasajeros
se puedan instalar
en la cubierta y camarotes
para dejar
una Francia sometida
casi, ya,
a la intransigencia de una Alemania
de nazis a rebosar
y podrida por los aires que le da
un partido único
a cuya cabeza instalado está
un peligroso elemento
que se cree el mesías
de una raza singular
de muñecas rubias y criminales con uniforme militar,
a la cual el presta la voz
y algo más,
literaturas facistas
que solo dan
para dividir a la humanidad
y crear una raza única
de vencedores
sobre vencidos
y de vencidos
a los que hay que asesinar
en hornos crematorios
con sus grandes chimeneas
y su música celestial.

El Winnipeg se hace a la mar
y entre días de borrascas,
otros de vientos sin cesar,
olas gigantes
y calmas de pasear por las cubiertas
para disfrutar
de la travesía y llorar
por lo que se queda en España
que ya no se podrá disfrutar.

Viaja de polizón
escondido
Fernando Solano Palacio,
como si fuera un criminal.

Es nuestro hombre
singular anarquista  a bordo,
libertario para más aclarar
y junto a un grupo
de unas dos decenas de excombatientes
tiene que demostrar
que no que son facistas
sino que su cartilla de identidad
tiene que ver con corrientes políticas
de una clara identidad
antifacista y defensora de la libertad.

Chile a la vista
es la hora de comenzar
en un país que los acoge
como si allá
España siguiera viva
y ellos fueran a su hogar.

Autor  de la poesía: José Vte. Navarro Rubio


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