En el pretérito de la palabra,
en el pasado y en el futuro
en todos los verbos, tiempos y formas
el silencio se construye con los mismos materiales perecederos
que la palabra olvido.
No se lo que fue antes
de ese caos universal
o después ya en forma de homínidos
aunque atino adivinar
en medio de un bosque de hojas quemadas entre suspiros
que quizás fuera primero el silencio maligno, enemigo y también amigo,
pues el olvido llegó por otros caminos,
poco a poco,
a saltos y brincos,
transformándose de bebe
en niño,
y de niño en adulto,
para pasar otra vez a ese estadio infantil
con pañales añadidos.
Quizás llegó
desde los últimos campos
de unos espacios floridos
en una tarde de siega y tábanos empalagando de lo lindo
hasta la puerta de una casa
que le sirvió de reposo y alivio.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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