sábado, 22 de febrero de 2014

POESÍA: FOTOGRAFIAS COMENTADAS DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL



No hay guerras que se salden con victorias,
ni vencedores, ni vencidos,
las guerras son de todas las atrocidades por el ser humano consentidas
las que poner de relieve
el peor de nuestros instintos.



Hay tiempo para todo,
rezar, leer, llorar, maldecir y tejer
al igual que las mujeres con la lana abrigos,
alambradas con que parar al enemigo.
Todo se hace con calma,
con cariño,
por esos buenos artesanos diestros en el oficio
de poner tierra por medio
aunque solo sea con estancas de madera endurecidas con las lágrimas de hombres sobre ellas caídos.




Bajo la tierra uno que se sabe por la ira poseído
quisiera ser en esa guerra
que recorrió medio mundo
algo más que sepulturero, matarife, cocinero y amigo
de las palomas mensajeras
y de los carteros cuando traen noticias con que llenar esos minutos
de espera entre morteros y tiros.



Nueva etapa y nuevo destino
la de estos soldados
que buscan con ahinco
en tierras de amigos
ese lugar desde el cual todo se ve distinto
a como se pinta en la prensa
y lo venden en los edificios públicos los políticos.



 Cementerio de caballos
y osamentas en forma de espinas de peces desnudos.
Los caballos y yeguas y con ellas los borricos
se merecen también al igual que los hombres
su arco del Triunfo
y su llama viva, al animal desconocido.




En el aire los aviones
lanzaban racimos
que no de uvas con que hacer vino
sino de bombas y granadas y ráfagas de metralletas
con las que labrar surcos
en los que hacer germinar la simiente de los difuntos.

 

Es de noche
y la luna no ha salido
y con ello el momento preciso
para tomar posiciones
y escribir de nuevo cartas con las que adornar el triunfo,
aunque solo sea por unas horas,
y aunque el viento se lleve el perfume de los lirios.



Tiempo hubo para todo
hasta para hacer amigos.
Sin saberlo les espera atrocidades que sirvieron
para dividir medio mundo
como si fuera una tarta
y en el cumpleaños de un hijo
hiciera falta reñir
para ver quien se lleva el trozo más grande con que saciar su apetito



Hojalata es lo que reluce
y las troneras avisan de que están listas para segar los campos vecinos,
aunque sobre la tanqueta salida de un camino
se ven, ¿sera domingo?,
soldados bien ataviados de gorras, cascos y abrigos.


No sabe el perro de las guerras
y se cree que su amo se dedica con fe de peregrino
en matar conejos  a los que el no conoce por no haberlos nunca visto.
El animal fiel a quien en la guerra le ha metido
a lo más seguro
que habrá salvado a su dueño
de más de un serio compromiso.



Con los deshielos la nieve,
que se va,
en forma de tenue hilillo de agua que hiela hasta los dientes incisivos,
y lo hace camino de un afluente
para volver a un río.
El deshielo de la memoria y de estas cimas de aguiluchos
nos traen después del armisticio
los lugares en los cuales de lágrimas se tiñó hasta el horizonte blanquecino.



Sale el fusil del hielo
cansado de disparar tiros
y lo hace poco a poco
y esperando ese dedo entumecido
que apriete de su gatillo





La bota y la pierna
y que más amigo
sino la muerte y la miseria
y la espera de una madre por un hijo,
de un padre, ídem de lo mismo,
de un hijo, ídem de lo mismo,
de una esposa, ídem de lo mismo,
de los gobiernos honores y de los políticos buenos puros.


 
La fosa,
común,
sin distintivos.
La fosa como mejor anuncio
de que las guerras de verdad
se ganan sin pegar un tiro
y las de las mentiras
de aquellos que nos meten en la cabeza la idea de patria, nación y principios
a base de excavar en el suelo grandes orificios
donde dejar caer a los muertos
antes de que su olor despierte inquietudes que puedan exasperar a los ciudadanos de las normas cautivos.


 m

Son muertos y se cuentan por millones
al igual que esos luceros brillantes
que en noches de navidad sirvieron a los soldados en las trincheras cautivos
para cantar villancicos.
Los años no perdonan
aunque se dicen que son los mejores testigos
de todo aquello que se hizo
y de lo que no haciéndose está ahora escrito en los libros.

Autor de los poemas: José Vte. Navarro Rubio

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