martes, 4 de febrero de 2014

POESÍA: PINAREJO ENTRE NOSTALGIAS QUE ME LLEGAN




              Dibujo de Paco Arenas


Una pinarejera mira,
igual da su nombres
pues puede ser tu madre, hermana, tía o abuela,
y en su mirada serena
se ven como se alzan cadenas
ya acabada la guerra.
El pan a la mesa no llega
y los campos aquellos de trigos que eran lo que ataba al hombre a esas fronteras concretas
de la miseria
se secan
de tanto ser las nubes grandes despensas
con las que los lagrimales se llenan
antes de que se expandan los silencios que brotan
allí donde las miradas no encuentran otra cosa que no sea
un poyo vacío y una silla vieja de enea.
Una pinarejera lleva
un cántaro de agua sobre la cabeza
mientras canta y recuerda
de cuando era niña y ella
de la mano de su madre subía por la misma cuesta
aunque el agua ahora le sepa a esa hiel amarga que vive allí donde reina la pobreza.
Recuerdo a las mujeres de Pinarejo siempre en alerta,
trabajando en casa
y segando, vendimiando y recolectando como si fueran fieras.
Matriarcado en Pinarejo
para aquellos días de ganaderos y trashumancias por una España de veredas
en su corazón abiertas
y en los corrales de los Sandovales, Don Pepe, Melgarejo, Belinchones
y paremos ya de recitar grandes haciendas
balan las ovejas
mientras una mujer con sayas negras, moño pegado a la cabeza
y anchas caderas,
mi abuela Josefa,
con la leche de las ovejas
hace quesos que se venden a duro la pieza.
¡Buenos días! en la plaza
dice un jornalero que al campo marcha rascándose la cabeza,
mientras se abre de par en par la taberna
y un galgo tan delgado como la llama de una vela
se asoma por la Carrera
y baja mientras husmea camino de su despensa
allí en la Veguilla, El Paleduzar y la Hoz con sus pinos de piñas secas.
Todo en el pueblo suena a verbena
pues redoblan las campanas
y no es a muertos ni a ninguna alerta
mientras dicen
¡vaya bárbaros que son los quintos de esta cosecha!
que anoche en la calle de las Cruces
le rompieron la guitarra en la cabeza
a un presuntuoso que junto a una ventana cantaba mayos
como si fuera una paloma mensajera
Todo en Pinarejo es música para estas fiestas de los años cincuenta
aunque algunos dicen
que en vísperas de ese día cinco que en las boca sesea
se llenará la posada de muleros, quinquilleros, afiladores de navajas barberas,
tirititeros y vendedores de turrones hechos con dulces almendras.
Son las fiestas
y como nadie de ellas espera salir rico a la primera
Juan se gasta lo ganado en la vendimia
para comprar una burra vieja
y Timoteo, Dios le de buen recaudo en su hacienda,
se ha comprado unas alpargatas que dicen que son de tela de vela de barco en Elche hechas.
Que buen día
y como las mozas
bailan entre miradas indiscretas
al son de un pasodoble que Musiquillas
con su acordeón
expande como si su instrumento fuera
el tiro viejo de una escopeta,
en una sala de baile con olor a buenas gentes y noches de luna llena.

Autor: José Vte. Navarro Rubio 

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