martes, 11 de marzo de 2014

POESÍA: EN PINAREJO Y EN LA MANCHA SOPLA EL VIENTO CUANDO LE VIENE EN GANA

 Tipos de vientos

Dime de La Mancha lo que quieres,
de esa tierra con sed de aguas,
de esa Mancha con historias que sobre mi se abalanzan.
Día a día como si la trilla sobre mi espalda se deslizara
siento esa melodía que llega cuando menos se espera y cuando más te hace falta,
son estrellas sobre los campos de cebada
y soles sobre la faz de una cara clavando sus calores, esos que espantan,
es la mañana con sus cánticos en una ventana
y las tardes de polvo
ya camino de sus casas los labriegos cansados de sudar
y trabajar más de lo que nadie sabe que por aquí en en la Mancha se trabaja.
Arados y vertederas,
picos, azadones y palas,
lebrillos, cenachos y hoces de filo tal que hasta el aire grita cuando por los campos pasa.
Santa María a un tiro de piedra plana
con La Alberca dándole la espalda
y cerca,
como si de ella nadie nada quisiera saber,
aunque por todos es muy estimada,
Honrubia la bien situada
con sus gasolineras y casas de comida y de labranza
y no muy lejos
pues todo en la Mancha
se ve en los días de nubes altas
el Castillo de Garcimuñoz
con sus almenas llenas de princesas enamoradas
y La Almarcha a trote de asno si derecho baja
hasta ese pozo en cuyo fondo de barro pegado a las piedras peladas
yacen desde antes de que existiera España
no se cuentas doncellas vilmente rematadas
por alguien que quería de ellas más de lo que éstas le daban.
Me voy por los cerros, Cueva del Hierro, Montesina, La Hoz y Casa Blanca
hasta que veo de cerca unas luces y tras ellas a Santa Águeda.
Se que estoy en Pinarejo
pueblo con mucha demanda
de trabajadores fieles
a los emblemas de su casa
y aquí sin necesidad de decir más palabras
me despido hasta mañana,
no sin antes recordar,
no es ninguna Hazaña,
que en este pueblo
con paredes hacia donde los vientos soplan,
ya sea de tramontana, levante, poniente, leveche, mistral, xaloc, gregal o como les de en gana,
sin tener en cuenta
lo que se quiere o lo que hace falta,
Don Quijote hizo noche en una posada.
Verdes prados en las vegas
por el agua encantadas,
y terrones de tierra agría
donde las aguas estancadas cuecen hasta la retama,
y entre unos y otros se proclaman
calores infernales
y fríos de aguas congeladas
en esos días
que uno recuerda
al lado de unas brasas, ya sea en la cama
o bajo un pino bien cubierto por una manta.

Autor: José Vte. Navarro Rubio



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