sábado, 19 de abril de 2014

POESÍA: EL PENDENCIERO GENARÍN Y LA SEMANA SANTA DE LEÓN

 

 


No hay santo más borracho
anunciando pagana procesión
que Genarín, santón,
para quien lo conoce
o lo conoció.
La muerte como símbolo,
la Mocha como pendón,
la barrica para llenar las panzas
y sus cofrades
vestidos para la ocasión,
todos salen a la calle
para implorar su perdón
con copas de vino en la mano,
y lo que caiga 
de ese cielo de León
en que Genarín por una noche se erige en el Salvador.
Genarín recibió
su baño de gentes
a la hora y noche, de sopetón,
en que las botellas de orujo
al aire
brillaban más que el sol.

Autor de la poesía: José Vicente Navarro Rubio

Más de 20.000 personas, en su mayoría jóvenes, acompañaron en la madrugada del Viernes Santo en León a 'Genarín', el 'santo' más irreverente del mundo que protagoniza la procesión pagana más concurrida que se conoce.

Fue llegar el 'putero y pendenciero' Genarín, junto a sus personajes, y una especie de locura colectiva invadió toda la plaza. El santo Genaro y sus cofrades, la muerte, una barrica y una mujer de mala vida llamada 'La Mocha', además de 'manolas genarianas', han llevado a que el público estallara en vivas a este pendenciero personaje.

La cofradía fue creada por los denominados 'cuatro evangelistas': Paco (un dentista con aires de poeta); Luis (un aristócrata bohemio); Nicolás (un árbitro de fútbol y agente comercial; y Eulogio (taxista y literato).

Es el milagro de Genarín, un hombre de leyenda, que tras el encuentro con sus fieles ha recibido en la muralla en la que falleció pan, queso y una naranja, alimento para un largo año en el que de nuevo volverá a procesionar por las calles leonesas.



El entierro de Genarín
 
 


Cada año en la noche de Jueves Santo, miles de leoneses toman el casco antiguo de la ciudad(el popular Barrio Húmedo) para celebrar el entierro de Genarín, la procesión ruidosa, bufa y borracha por antonomasia. Este popular desfile pagano, que se celebra a partir de la medianoche, no tiene convocatoria precisa y tampoco a parece en el programa oficial de las fiestas, pero cada año logra congregar a millares de leoneses que beben orujo sin tregua.
 
La singular procesión conmemora la muerte de un pellejero, borracho, pendenciero, amante del orujo y los burdeles que en la noche de Jueves Santo de 1929 murió atropellado por el primer camión de la basura que hubo en León, mientras realizaba sus necesidades primarias. Con el paso de los años, la ronda de fieles, muy escasa al principio, se ha ido masificando, aunque en época franquista llegó a estar prohibida y los participantes clandestinos fueron perseguidos. Aún hoy, hay gente que piensa este ritual como una burla intolerable hacia la semana santa.
 
El rito, que este año llegó a su 72 aniversario, comienza recordando la tradición y bendiciendo con orujo a los nuevos cofrades. Luego la comitiva se dirige a la Plaza del Grano para iniciar el recorrido por las calles que, según la tradición, frecuentaba el pellejero. Un tonel de madera adornado con flores y velas marca el paso, a la vez que se corean consignas como: "Genarín, valiente, queremos aguardiente", "Hombre pequeño de gran pitilín, San Genarín", "Genaro, si t'estrujo, saco buen orujo", etc...
El recorrido continúa hasta llegar al punto exacto donde feneció. Allí el hermano colgador de la cofradía de Genarín trepa la vieja muralla de León y hace la ofrenda: laurel, queso, una hogaza de pan, naranjas, una botella de orujo, y los siguientes versos:


Y antes de ser declamadas para gloria de este mundo,
Siguiéndote en tus costumbres, pues nunca ganasteis lujos,
Bebamos a tu memoria una copina de orujo,
Que fue lo que más chupaste antes de ser difunto

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