A saber me pregunto
si La Alhambra
y si Granada
y si la Sierra Nevada
y si
aquello que queremos
y si todo lo que sentimos
se pudiera volcar
en que quedaría este asunto.
Me vuelco sobre Granada
y lo hago como si fuera un niño
y en esto
no disimulo
que soy un ignorante
que solo sabe de Granada
lo que leyó en un libro
y lo que un buen y sensato amigo
le trasmitió hace muchos años
haciendo su obligado servicio
a las fuerzas armadas como soldado de reemplazo
en Zaragoza capital del militarismo.
El amigo se llamaba Montoro
y era de Orce
y su embutido el mejor del mundo.
Gloria a los granadinos y granadinas
y en este último suspiro
a Boadil el Niño,
un rey muy del turno de oficio
más liberal que los que le vinieron a robar su mundo.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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