sábado, 17 de mayo de 2014

POESÍA: NOCHES SIN SUEÑO





              I
En esta madrugada, 
sin nada en especial,
ya casi a punto de levantarme por necesidad
quedo quieto en la cama unos segundos
para oír el silbido 
de la cafetera de Oroley
que conservo como si me fuera en ello la vida. Madurez.
No se el por qué.

No es domingo,
podría serlo, 
no lo dudo. 
El sol ciega lo que quiero ver.

De ser, 
estaría hablando de otro asunto
pero son las seis de la mañana
y a mí   alrededor
duermen por aquí, 
sin más entender,
desperdigados en un universo, 
pequeño a más no poder,
cada uno a lo suyo, 
dos no pueden ser,
el resto de la familia,
todos a la vez,
incluido el perro que ronca y estornuda mientras sueña, 
vaya usted a saber en que.

Silba la cafetera como un tren.
Se detiene el tiempo lo justo, así es,
para que recoja el café
tan negro como la pez.

             II
“Horla City y otros”
¿a saber cual será el último verso?. ¿De qué?

El poemario comienza
con Tita Merello, preludio,
y continua con Hollywood, meca del cine en su tiempo mudo, lo fue.

A lo que respiro
fue en el año 1961
cuando el que les habla 
a su entender
dejó las secas a más no poder 
tierras de La Mancha
por todo aquello que en los libros de la época se puede leer
sobre la España rural y el hambre que se venía a padecer.

             III
Me miro
y a lo visto
estoy hecho de trozos de humanidad
que el tiempo va colocando en su sitio justo
sin parar.Me lleva una máquina de tren.

Todo sale
de ese cesto de la ropa
del cual me sirvo
para vestirme todos los días de lunes a domingo. Todo así es,
ensuciar para lavar y al revés.

                  IV
Todo otra vez
 me lleva a pensar en la muerte
mientras bebo agua de una fuente
que nace justo al lado de un camino
que no volveré a recorrer. 

Casi seco el caño
mi existencia como ser, imperfecto desde Caín y Abel,
no servirán para saciar la sed
de ningún otro nacido o por nacer,

               V
La noche trasmite
las primeras noticias
de lo que el día traerá entre sus alas que al viento le sirven de red.
Un coche vomita pasajeros y maletas
como si su vientre estuviera lleno de sensatez.
La noche y el coche
bonito guión de no se qué.

               VI
Llego a casa
tras descender de un vehículo que me trae
y tras una copiosa cena
que predice sed y más sed.

Al tiempo llego
de escuchar en la televisión un informativo
programado para no hacer daño al gobierno de turno del PP.
Todo en este país
gira entorno a lo que se nos quiere hacer ver.

              VII
Sé que dentro de poco me levantaré
y me iré directo a mirarme en el espejo para afeitarme esa barba que no para de crecer.
Sé que me lavaré
desde los pies a la cabeza con agua tibia y gel.
Sé que saldré a la calle
y sé
que ese clichet de burócrata saciado de sensatez
me llevará hasta allí donde debo como profesional ejercer.


              VIII
En ese recibo que miro
solo hay  números. Abstractos ellos. Cojonudos. Lo sé.
Intuyo.Diluyo. Me sumerjo en mi tenacidad por saber.
En mí nace un interés
por descubrir ese pequeño mundo
al cual nos hacemos nada más  que abrir los ojos para ver
todo aquello que ante nosotros acaba de nacer.

                  IX
Me niego a ser
la bestia.
el carretero,
el carro,
la carga
y el camino
a través
del cual caminamos hacia la vejez.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

  

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