De todos los misterios
habidos y por haber
solo me preocupa uno,
ahora que sentado en un banco
de un parque solitario
como la piel de un bandido
acuden a comer
las palomas que rondan a la muerte
en este domingo.
Comen las palomas
lo que les tira un niño
y sin venir a cuento
se despiden
entre las ramas de los árboles
que les sirven de aposento seguro
con vistas a un paseo
que parece
el lugar de retiro
de quienes habiendo pasado por la vida
dando brincos
ven venir el futuro
sentados en sillas de ruedas
o caminando con andadores marcando el ritmo.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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