sábado, 11 de octubre de 2014

POESÍA: LA ESPOSA DE LA CANCIÓN



Amor subido de tono
a la postre tal delirio
que el alma llena del susurro
de la pequeña avecilla,
reina del jardín,
rondaba por las noches
mientras ella la amada se sentía morir.
Entre gozos
que no locuras,
ella la amada
se venía a vestir
con la luz del Dios
al cual prometió servir.
Con ese amor
que no se puede compartir
duerme la enamorada
y siente el descubrir
de una llama divina
con tal fuerza en sí
que la pasión por su Dios
se adentra por los caminos que tejen los sueños
en las noches sin fin.
El cuerpo del amor
se convierte
en aromático olor y dulce elexir
con el alba ya prendida
del orbe
que era el morir
para cuando el amor transparente
que del cuerpo de la amada
acababa de salir
ascendía hacia el cielo
que  Santa Teresa venía, día a día, a descubrir.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

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