domingo, 4 de enero de 2015

POEMA: VERSOS A UN REY EN EL EXILIO



Sin título:
Yo no fabrico islas
ni me columpio
en los jardines de ningún desconocido.
Yo vengo
desde el destierro
que los dioses me dieron como título
a traer cebada, centeno, avena
y quizás trigo,
con que alimentar a esos pobres,
que nos miran desde el tercer mundo.

A ellos los malditos:
En el hotel  Chelsea
quedó latente un himno
al cual me debo
pongo a Leonard Cohen
por testigo
y siendo yo  su cautivo
me voy al reino de lo desconocido
a saborear los últimos frutos
de la mucha mierda que en él se encierra cuando se hace la hora del crepúsculo.

A ellos mis amigos desconocidos:
Tanto perdido,
el último verso de José Antonio Padilla,
el olmo podrido
sin más adjetivos
que los que Antonio Marchado
le dedicó
antes de morir en el destierro
que le predijo
un encantador de versos
en un pueblo perdido.

A quienes aman almanaques con señoritas desnudas:
Al amor confundido
por culpa de un Dios que se sintió tentado por el destino
y engañó al bueno de Eurípides
de camino
por un lago poco profundo
sin más monstruos que el cariño
a todo aquello que cuando cae a tierra se hace añicos.

Por lo que alguien dijo:
No siento la muerte de Dido,
quizás solo me importa lo que vale un pito,
a lo mismo digo
de un Cernuda poseído
de ciertos amores que nadie en una embajada le predijo
cuando sus poemas eran en esos momentos desconocidos
para el gran público.

A quienes ven lo que quieren y cuentan de lo que no han visto:
Aunque el mar siempre fue suyo
como un terrón de azúcar en la leche diluido
Borges solo pescó
en la oscuridad del cruel destino
la belleza que notaba en los nudillos
de sus manos frías de tanto orgullo
como aquel Conde Montecristo
que consumía los días
comiendo años como si fueran minutos.

Por lo dicho:
Calímaco engañó
con sus teorías del absurdo
pues las islas surgen
al igual que los istmos
por culpa del magma que destilan los riñones de los marinos desaparecidos
que desde el fondo del mar lanzan versos comprimidos
como el aire que se almacena en unos pulmones por la nicotina podridos.

A todo esto:
Colecciono moluscos
que en las arenas de las playas del mundo
han sido comidos
por el sol diurno
madre de la tierra
y padre de los mal nacidos.

En Italia todo huele a aceite de Jaén como mínimo:
O chiaro sol,
¡oh tu mi enemigo!
que sales para decirnos,
yo soy
quien te llevará conmigo.
O puro ciel
¡oh tu cortijo!
de las miradas asesinas
que desde  los otros mundos
se comen los sueños de los recién nacidos.
O caro ciel
¿o que es de lo tuyo
cuando la llama asciende
y quema el oxigeno?

Y ahora continuo:
Vivamus , mea lesbia,
¿que digo?
Cierro la puerta
y meto a tope el pestillo
y me voy con mis sueños
camino
de ese otro tiempo
en el cual seré como el polvo, algo diminuto.

Para finalizar analizo:
No se de otros mundos
que no sea el que se acuesta conmigo
aunque el ser humano
por orgullo
bautiza hasta lo desconocido.

Testifico:
Yo no estaré
estén de ello seguro
en ese cráter de la luna de nombre Tycho Brahe
que alguien bautizo con tampoco sentido
Y punto........

Autor de la poesía: José Vicente Navarro Rubio

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