Ante la tumba
de un ser querido
al que no has conocido
te preguntas
que fue de su vida
y que hay de verdad
en esos rumores que te llegan al oído.
Uno visita los cementerios
una vez al año
y siempre hace lo mismo
como si los muertos nos llamaran
y hubiera un pacto sellado desde los orígenes del ser humano sobre el mundo.
El culto a la muerte
obedece a ese miedo a lo desconocido
que el ser humano siente desde que viene al mundo
y sus ojos ven
lo que hasta esos momentos le era prohibido.
Paredes blancas
y si no fuera
por la cruz que indica el camino
uno pasaría de lejos
por no perturbar los silencios ocultos
que el aire trasmite entre murmullos
de origen desconocido.
Autor de la poesía: José Vicente Navarro Rubio
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