La ciudad asaltada
por soldados que llevan plomo en las rodillas,
caída, la ciudad de adobe,
las mil maravillas
en una celada de bombas activas
lanzadas como garrapiñas
en días de luto para la humanidad
esa tan comedida
en denunciar los abusos
y poner de puntillas
cuestiones banales que solo importan a mentes ancladas en la prehistoria más antigua.
Caen las bombas
como racimos de uvas
como gotas de agua
que solo fertilizan
las panzas bien llenas de buenas comidas
de esos mecenas con caras caritativas
que se sientan a la diestra de quienes mandan casi por gracia divina.
Destruyen e irrumpen,
sajan
como cuchillo o guillotina
las bombas esas
llamadas amigas
todo lo que pillan,
sin pregunta nombres ni dar más alternativa
que lanzarse al vacío de lo que se conoce con el nombre de ruina.
Autor de la poesía: José Vicente Navarro Rubiio
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