jueves, 16 de julio de 2015

POESÍA: ENTRE PINAREJO, LA MANCHA Y LA ESQUINA DEL MOLINILLO



La ausencia te ayudará a ser tú mismo
el que provoques encuentros
con aquello que te era íntimo

En el tronco del árbol vació
un beso buscó cobijo
para cuando los girasoles desayunaban soles
y en la Esquina del Molinillo
parían los vientos calores
de todos los colores y de todos los aires del mundo.

Las ausencias no se van de uno
hasta que llegan los invierno duros
y con las primeras nieves
se cierran los caminos y te quedas
junto a la ventana que da a un patio dibujando en los cristales pequeños círculos
entre calores y fríos, contraste exagerado, en la Mancha, suena más lo grave que lo agudo.

Cada cuatro años
un poeta se viste de la magia que solo procuran los brujos
y huye hacia allí donde las palabras son humo que no hieren ni producen dolor alguno.

El último poeta que emprendió ese camino
Ruiz Udiel dibujo su muerte sin pudor al desnudo
¿Tal vez vio volando su vida?
¿Fue lo suyo un suicidio?

Procuro lejos todavía de una fecha en el calendario que se compone de dos números
en este mes de julio
leer sobre aquello que solo produce placer
aunque a veces huyo
como el rayo de una tormenta y la primera palabra de la boca de un niño.

Busco cobijo en el seno de un pueblo, en su útero,
entre la paz que llega sin batallas ganadas y perdidas, todo así de preciso,
como aquellos libros con dibujos que en nuestras niñeces nos ayudaban a ser tan repetitivos.

Doña Pía peleó lo suyo
en aquella escuela vieja abierta su puerta en mitad de un paredón antiguo
allí hice mis primeros pinitos antes de emprender camino de las ausencias, mi diario desayuno.

Autor de la poesía: Jose Vicente Navarro Rubio

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