martes, 14 de julio de 2015

POESÍA: EN PINAREJO ENTRE OLORES PERDIDOS A VINOS DE LAS VIÑAS



En la taberna de Pinarejo
olía a  vino de las viñas.
Vino viejo que recogía
los olores perpetuos de las casas
donde se pisaban las uvas
y en tinajas se dejaban reposar
para que tomara cuerpo, así se decía.

En la taberna la cerveza se bebía
en un ritual marcado
por un perfecto orden del día,
sobre la barra
las gordas y las chicas,
todas ellas en fila
como si se fuera a comenzar una batalla
y tocara pasar a las tropas revista.

y
así,
ahora
me marcho
con esta guisa
pues no hay mejor poema sin rima
que el que los grajos canturrean en tardes de ventiscas.
 Ellas sobre los riscos
al tiempo que vomitan los duros huesos de las aceitunas.

Quien les habla
se pregunta
que es de aquel castillo
y del negror que en sus almenas se adivinaba.

Por el día en las almenas del castillo relucían
los ojos
al acecho
de las lechuzas.
Desde siempre
es su forma de vida,
caer de sorpresa sobre los pequeños ratones,
las lagartijas,
que por los campos buscan a diario su comida.

Ya de retiro
las albarcas sin hebillas
en la charca hundidas
con sanguijuelas en sus aguas escondidas.

Mitiga su sed una caballería
que se espanta
cuando una sombra, la de la luna,
le pasa  por encima.

Pican y mueren
y se cierran con ello
los ciclos de la vida.

Por eso vuelan
deprisa las abejas
mientras su reina les anima
en que sean las primeras en salir de la colmena
antes de que la primavera se lleve su hermosura.

Y caminamos
tras nuestras sus dudas
mientras miramos
y vemos
en el pino a las ardillas,
tan artista
y tan en su  árbol subidas
siempre pendientes de las sabrosas piñas.

No les quepan dudas
que casa sin corral y sin gallinas
es como una sepultura,
por eso quiero gallinero con gallinas
que canten y casi trinen
subidas en su palo a cobijo de las zorras que las vigilan.

Un huevo que cae
y la gallina
se coloca encima, empolla
a sus futuras criaturas
como quien cansada
a la sombra del camino se arrima
para sentir las delicias
del amanecido día.

Botijo a la sombra,
sombrero de paja teñida
y trilla que te trilla
en la era el trillo
y la tralla echando chispas.
alrededor de la mula
que se siente la Sansón de la Biblia.
Ella, la pobrecita,
la de la fuerte dentadura,
herraduras bajo sus pezuñas
y crin al viento,
ese que en la era llega al mediodía  


Autor: Jose Vicente Navarro Rubio

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