viernes, 31 de julio de 2015

SOBRE EUGENIO TORRALBA SU CABALLO CLAVILEÑO Y EL QUIJOTE



Resultado de imagen de "eUGENIO TORRALba"


Historia del famoso mago mágico Eugenio Torralba en el siglo XV y sus primeros años del XVI, son en estos tiempos de pretendidos dotados de la sabiduría, cuando no por creerse en la verdad poseídos, son en brujas, hechiceros o magas…, y siendo uno más famoso es el caso de las brujas del valle de Baztán (en la cueva de Zugarramurdi por donde pasa un río o el arroyo llamado del infierno), en la noches del viernes después de la reunión de su asamblea se encontraban capaces de dar la protección contra la peste…, decimos de un lugar sito en el antiguo reino de Navarra, caso dicen en el que confesaron a disposición ante la inquisición de Logroño todos los disparates capaces de entrar en la imaginación de los que tiene la cabeza débil (cuando la soledad y la mirada se fijan en un punto negro, se inician los viajes fuera de éste mundo, a ese, el lugar van donde los ojos no ven y el cerebro tocándolo no reconoce lo que se esconde, ya es el comienzo del nacimiento de una anarquía, destrozando poco a poco al individuo, es así el pobre ser, hombre o mujer cuando penetra en las asambleas o ritos con satanas nada menos que para su perdición toda no tienen respuesta en ningún alcance ), ilusa y delirante, por lo que fueron castigadas y penitenciadas en un auto de Fe al año 1610, los pobres salieron muy mal librados, son tiempos malos y otros que también participaron en más que un problema (son los alumbrados o teatinos con el cerebro muy bien dotado, es por caso, Teresa de Jesús e Ignacio de Loyola, San Juan de la Cruz, Fray Luis de León…, dicen con razón que ellos eran la mística en la honrosa vida y son una parte en el estudio importante de la Teología, y aún así cómo dijimos les hicieron la visita). 

Más vamos al tema que nos ocupa, pues no se debe pasar en silencio o con prisa el único por singular caso del doctor Eugenio Torralba, un medico de Cuenca, con los estudios la Roma de entonces, terminando el siglo XV, y por ser un tanto singular cuenta y da por cierto (bueno no todo) Miguel de Cervantes Saavedra, en la historia de los cuentos del más famoso hidalgo Don Quijote de la Mancha. 

Así es, tratando Cervantes del viaje de don Quijote de la Mancha por los aires para deshacer el encantamiento que había llenado de barbas a las dueñas (doñas doloridas) del castillo del Duque, y éste refirió que don Quijote se encontraba cabalgando sobre Clavileño con Sancho Panza, su escudero, a las ancas de Clavileño y teniendo ambos con los ojos vendados, - y queriendo Sancho descubrir los suyos para ver sí estaban 

en la región del fuego,- le dijo don Quijote: “No hagas tal, y acuérdate del verdadero cuento del licenciado Torralba a quien llevaron los diablos en volandas por el aire, al caballero en una caña, cerrados los ojos, y en doce horas llego a Roma y se apeó en Torre de Nona que es una cárcel de la ciudad, y allí vio todo el fracaso, y asalto…, con la muerte de Carlos duque de Borbón, en Francia (1490-1527), por la mañana siguiente ya estaba de vuelta en Madrid donde dio cuenta de todo lo que había visto, - el mago Eugenio así mismo dijo que cuando iba por el aire le mando el diablo que abriese los ojos, y los abrió y se vio tan cerca, a su parecer del cuerpo de la luna que la pudiera asír con la mano, y que no osó mirar a la tierra por no desvanecerse. 

Esta cita es una historia, cuya vida resulta casi enteramente contada por (el doctor Eugenio Torralba), el mismo en las audiencias que le dieron los inquisidores en la ciudad de Cuenca en cuyas cárceles entró en enero del año 1528, y cuya sentencia se pronunció el 6 de marzo al año 1531, la verdad de todos estos hechos maravillosos (cuentos o fábulas) de su historia estriba en una y la única prueba, la de su propia confesión, y de las declaraciones de los testigos a quienes había hecho creer todo ello, en ocho declaraciones que hizo en todo su proceso Torralba, tubo cuidado de citar siempre personas ya difuntas, menos una (xx) y esa la delató a la inquisición por escrúpulos después de haber confesado de tan gran amistad con el (con Eugenio), como se vera, el doctor Eugenio Torralba nació en la ciudad de Cuenca, y declaro en su proceso que siendo de edad de quince años, pasó a Roma donde sirvió de paje a don Francisco Soderini obispo de Voltera, en aquella ciudad estudio Filosofía y Medicina con el medico Cipion y los maestros Mariana, Avanselo y Maquera, con los cuales tubo muchas contiendas orales sobre la inmortalidad de alma, y era ya medico hacia los años de 1501, y se unió en amistad con el maestro Alfonso un vecino de Roma, que antes había sido judío, luego había dejado la religión de Moisés por la de Mahoma, después está por la Cristiana, y últimamente paso a ser un pirronista ( es la renuncia a la certeza, pirronismo), y entre uno de sus amigos en Roma, fue un fraile dominico que se decía y le nombran Fray Pedro, éste fraile le contó un día que tenia por servidor, un ángel bueno, cuyo nombre era Zequiel, tan poderoso en saber de las cosas ocultas y futuras que no cabía en ponderaciones, más ponía una condición para comunicar las noticias y servir por amistad al hombre que pusiera en el su confianza, y además aria esto con la libertad plena de revelar ó no los secretos, por que si le quisieran porfiar con importunidades se retiraría de la sociedad del hombre a que se hallase agregado y no volvería más a ello, pregunto fray Pedro a Torralba si le acomodaría tomar a Zequiel por amigo y servidor, Torralba manifestó que tendría gran gusto, - luego se dejó ver Zequiel en figura de un joven blanco y rubio, y dijo a Torralba, “Y seré tuyo mi entras vivas, y te seguiré a donde quiera que vayas, yo, y con la promesa que se le dejara ver en los novilunios, cuadrantes de la luna, plenilunios, en los que se acomodaba en el traje de vestido encarnado, más unas veces vendría con el traje de peregrino y en otras en el de ermitaño, y siendo para ambos así, mientras el doctor Eugenio iba a la iglesia para celebrar la misa Zequiel con el, jamás Zequiel le hablaba del santo oficio, en ninguno de los idiomas que conocía, más Zequiel hablaba a Torralba siempre en Latín aun conociendo, Griego, Turco, Portugués, Francés…, y por ese tiempo proseguía Zequiel haciendole visitas, entonces mismo ya metido Torralba en la mazmorra o cárcel (por un motivo de deudas con la posada, ya que también Torralba tenia y era de buena boca), así que allí Torralba deseaba hacer reflexión y que le retirase Zequiel tanta visita en cualquier hora por que no le dejaba dormir y con la conversación le quitaba el sueño y la atención de las cosas en que pretendía pensar, (bueno es que éste ángel Zequiel era un poquito cansino), más no podía lograrlo y lo sufrió por que no podía esconderse como en unos cincuenta días o más, para el fue un castigo, para Zequeil un divertimento ya que estaba un poco aburrido. 

Regreso Torralba a España hacia el año 1502 con motivo de la boda de su hermana ( de nombre Inés Torralba Lapiedra, que matrimoniaba con Daniel Huguet Sandoval, un Boticario natural de Barcelona, “oye que sino casaron peor para ambos”, y estuvo Torralba en Cuenca unos cinco meses, regreso tomando un barco en Valencia hasta Génova luego en caballo, cuando llego a Roma y enterose por medio de unos amigos, don Pasqualino el de la fonda…, ( lo que no sepan los que le dan de comer a la hoya, estos masoneros) de unos libros que trataban la Quiromancia (ciencia de leer la palma de las manos), así por el estudio llego a entenderla en tal manera y forma que algunas personas vecinas de Roma le buscaban, para el remedio en que a Torralba y le pedían del vaticinio para diferentes problemas, (el vaticinio mediante y por la raya de las manos), en más se entero Zequiel de los muchos dineros que Torralba tomaba (se estaba haciendo el condenado de oro), le aviso, y le dijo que no debía recibir dinero alguno, pues a el no le había costado el suyo, en el estudio, ni trabajo las pócimas en éste caso de curalotodo, que el mismo Zequiel le hacia y le ponía en las manos en diferentes tarros de barro. 

Y estando de nuevo en España otra vez, en el año 1510, siguiendo Torralba los episodios en la vida de el rey Fernando de Aragón, le comunico Zequiel que pronto recibiría el monarca una noticia desagradable para la gobernación del Reino de España y luego otra…, (los vaticinios se fueron haciendo por un espacio de tiempo, en los que algunos los acertó Torralba de la mano o voz de Zequiel), así ya en el año inmediato de 1528 Torralba cómo éste hombre, brujo, mago o hechicero, estimaron las autoridades de el que hablaba incluso de bajo del agua (cuando no fueran fábulas con el fin de conseguir riqueza y fama), el mago Torralba salió al auto general publico de fe en el día 6 de marzo de 1532, después de más de tres años de cárcel, se leyó el extracto de su proceso conforme a la costumbre, y seria en y por los ochenta años después, cuando la historia del mágico mago de Cuenca nos la contó don Miguel de Cervantes, en la persona del Hidalgo don Quijote. 

-El delator fue don Diego de Zúñiga, su gran amigo, que después también se le puso mala la cabeza y salió tan mal de ella como el doctor Eugenio Torralba, era ya general en España la fama de loco, el mago Torralba y de tener por asistente suyo nada menos que a un ángel “familiar”, nombrado Zequiel, convendría decir de el mago Eugenio que sufrió un castigo en tormento que no merecía en el año 1528 cómo mal confidente, sino que la culpa que debió recibir es la de gran embustero, y es el concepto que le dieron después, en la persona de el Cardenal don Diego o Alonso Manrique inquisidor general, que le dispenso luego la penitencia, y por haber sufrido en tanto cuatro años ya de cárcel, con el arrepentimiento ante el almirante de Castilla, don Fadrique Enriquez, siendo su próximo pariente y amigo, suplicó ante Alonso Manrique, por éste doctor Eugenio, el que también había sido su Medico. 

En éste proceso del más famoso mago de toda España, hablamos del doctor Torralba de nombre Eugenio, que por la temeridad del reo (en la inusitada desvergüenza por la frecuencia), pues bien cierto es que había contado todo (cuentos y fábulas), y lo hacia por el puro capricho del engaño ¿o en que seria por creerlo el mismo?, así en la obtención del reconocimiento de Nigromántico en los vecinos de Roma, con el sin fin de persona engañadas por sus mentiras, y es esto en lo que somos de pertinaces los hombres y las mujeres, cuando nos empeñamos con tenacidad en adquirir renombre de famoso éxito por algún rumbo equivocado, aunque se prevea que puedan ser de funestas las ultimas consecuencias a resultas de un tiempo, cómo le ocurrió al más famoso mago de España al doctor Eugenio Torralba, natural de Cuenca, (que al final el muy pillín no salió tan mal librado, por tener buenos padrinos). 

Don Trifón Muñoz y Soliva, en su Historia de Cuenca, vol. II págs, 488-502, escribe un resumen de la causa o proceso contra el licenciado o doctor Eugenio Torralba, cuyo proceso se hallaba en la Real Academia de la Historia, en Madrid. 

Doroteo Rubio-Machado Sevilla 

Sefarad el Toboso

Pocas vidas en España se pueden igualar con la del doctor Torralba. Pocas destilan a la vez ese toque de curiosidad y magia que hace que nuestra imaginación se dispare imaginando mundos bellos y fantásticos. Pero no crean que les voy hablar de un mito o ser del más allá, pues este insigne galeno existió en carne y hueso en una época en que ciencia, religión y alquimia se fundían en un mismo saber.

Su nombre completo era Eugenio Torralba y aunque se desconoce con seguridad su lugar de
nacimiento, unos dicen que Cuenca y otros que Soria, se fecha su nacimiento alrededor de 1480. Desde muy pequeño estuvo interesado en la medicina y cuando adquirió su grado de doctorado decidió viajar a Roma a perfeccionar su saber y a la vez los de Teología. Pero lo que en verdad buscaba nuestro doctor en la Ciudad Eterna era ir más lejos que la ciencia misma y pronto se unió a fanáticos de la heterodoxia y la alquimia. Un día, en su casa, trazó un pentáculo y tras invocar varias veces al demonio se apareció ante sus ojos un ser de carácter angelical que se dio a conocer con el nombre de Zaquiel diciéndole que se ponía a su servicio hasta el mismo que muriera. Eugenio lo miro de hito en hito buscando cualquier signo demoniaco en su cuerpo pero lo que había ante sí se alejaba de toda imagen oscura que apareciera en sus ajados grimorios: Zaquiel era alto, bello, de cabellos rubios, ojos azules y unas alas angelicales de lo más plumosas y blanditas. Un auténtico ser angelical, aunque venido de las más negras profundidades del Averno.

Pronto el doctor, siguiendo los continuos consejos de su “amigo”, se presentó como un sabio que podía pronosticar cualquier clase de dolencia incurable que tuvieran sus pacientes, aplicando sus saberes médicos a cualquier rama de la ciencia existente y que incluso, he aquí lo maravilloso, podía volar de un lado al otro del orbe a velocidades increíbles y ver el futuro de manera precisa. Pasado un tiempo y siempre precedido de su fama decidió volver a España (volando, como no) para instalarse en Valladolid y abrir una consulta médica.

Allí siguió siendo el gran medico que había sido en Roma. Junto con Zaquiel continuó asombrado a todo el mundo, pero todas su maravillas no se acabaron aquí, pues el epítome de ellas se produjo la madrugada del 6 de Mayo de 1527. Mientras dormía tranquilamente en sus aposentos, su aliado alado volvió a presentarse delante de él y le dijo que se vistiera rápidamente pues le iba a llevar a Roma a presenciar un hecho increíble. Asustado, mientras se cambiaba de ropa, le preguntó que qué pasaba en la Ciudad Santa. Zaquiel le explicó que en esos momentos los soldados del emperador Carlos V, comandados por Carlos de Borbón estaban a punto de saquear toda Roma. Puso delante de sus ojos un bastón oscuro y le conminó a que agarrase el bulboso callado. Nuevamente Eugenio Torralba se sintió traslado por los aires, por encima de montañas y mares, y en décimas de segundo estaba en un monte cercano donde pudo ver como la Ciudad Eterna ardía por los cuatro costados y era sometida a todo tipo de violento pillaje. Apesadumbrado le dijo a Zaquiel que quería retornar a su casa pues no deseaba ver más ríos de sangre.

Días después empezó a comunicar a todo el mundo lo que había presenciado, pero nadie le hacia caso pues no tenían noticias de ese suceso tan atroz. Además toda la ciudad estaba alterada con el nacimiento del hijo de Carlos V, el futuro Felipe II. Aun así, a medida que pasaba el tiempo y fueron sabiéndose las noticias del Saco de Roma, noticias que llenaron de estupor a toda la cristiandad, la gente empezó a cambiar de parecer y se hicieron lenguas de las maravillas que había hecho el insigne galeno. Incluso el mismísimo Cervantes habla de él de la siguiente manera: a quien llevaron los diablos en volandas por el aire.

Pero su fama no podía pasar desapercibida y pronto la Inquisición tomó cartas en el asunto, pues no podían consentir que la gente andara volando por los cielos a su antojo y menos acompañado de un ser infernal. Gracias a una denuncia anónima (se cree que de un médico rival llamado Diego de Zúñiga) fue detenido en Cuenca, encarcelado y torturado de manera salvaje. Incluso los mismos torturadores se reían de él mientras le aplicaban el tormento diciéndole que si gracias a su “amigo” podía predecir el futuro por qué no le había avisado de que le iban a atrapar en la ciudad conquense, y que si era tan poderoso por qué no lo salvaba y se lo llevaba volando de aquella cárcel. De esta manera entre burlas y dolores paso nuestro protagonista tres años en cautiverio.

El Tribunal de la Santa Inquisición dictó sentencia y le conminaba a la abjuración de sus errores y a no comunicarse jamás con su Zaquiel. Tendría que pasar diez años más en la cárcel inquisitorial, ya sin tormento, y al salir de ella a portar todos los días el sambenito infamante. Curiosamente el Inquisidor General en aquella época era Manrique de Lara, azote y látigo de las artes adivinatorias, el cual años atrás había sido amigo del condenado en la corte de Carlos V. Éste, incluso le había predicho que con el tiempo había de convertirse en cardenal, cosa que ocurrió en 1531. Debido a ello, y que a lo mejor se acordaba de aquella buena amistad, pasado un tiempo decidió conmutar la pena al antiguo amigo firmando el indulto que lo liberaba de todo.

 así acabo los días nuestro buen doctor volante. Tal vez podamos imaginar que el mismo día de su muerte, en el lecho mortuorio se le presentó su compañero Zaquiel que con una mano, o aquel dichoso bastón nudoso, se lo llevó volando al más allá donde ahora disfruta de todos los saberes de la eternidad.

Publicado por Balbo en http://historiaconminusculas.blogspot.com.es

No hay comentarios :

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...