1
Este es un poniente
que mata,
de esos que dejan la piel reseca
y los pensamientos fríos.
Hasta las chicharras tienen miedo
a dejar su sonido, canto, libre
entre las ramas de los pinos.
En la montaña
los ponientes son diferentes
pues huelen a los olores de las plantas
aunque el sol cae igual de impertinente
y el sudor de lamerse sería el mismo.
2
Hay un lugar frío
donde si vas a comprar
lo pasas muy a gusto.
Allí se expanden los olores
como si fueran ponientes malditos
de esos de la montaña
reconvertida en ultramarinos.
3)
Sobre las sillas la gente espera
a ser bien atendidos
ya sea con bebida fresca,
con pescaditos fritos
o con cualquier tapa de esas
que en el verano saben
a ponientes fritos.
4)
Quienes llegan de la playa
dan lastima
por esa gran cantidad de atavíos
con los que se dejan ver
como si vinieran de la otra parte del mundo
después de conquistar un remoto paraíso.
5)
Ayer hubo un muerto en la playa,
descanse, Dios quiera, junto a los suyos,
se lo llevo, nadie sabe, el motivo,
aunque la prensa dice: que comió copiosamente en un chiringuito.
6)
Todo llega a la playa
hasta lo que no son ruidos.
Desde los sonidos de las aguas
lamentándose de sus infortunios
hasta el sonido del ascensor
que lleva hasta un quinto piso
a un vecino
que aprovecha el verano
para ponerse de tinte hasta el culo.
7)
Agua de Bezolla y almendras dulces,
pipas de girasol
y aceite de oliva,
manzanas y peras,
carne de cordero y pepinillos,
aguacates y sal, vino,
azúcar, pan centeno y orujo
total 48 euros
incluido el IVA
Autor: Jose Vicente Navarro Rubio
No hay comentarios :
Publicar un comentario