Por allí corrían buenos vientos
desde siempre
hasta que las buenas gentes
sintieron aires diferentes.
Quién sabe
si fue el Levante
o quizás
el Poniente,
los dos o uno,
quién sabe,
cual de los dos fue el responsable
de tantos viajes
en pos de nuevos aires.
Tiempos de combate
contra el hambre,
saca en la que todo cabe,
desde la desnudez del hombre
convertido en juguete
del tiempo que lo es todo,
casi padre,
madre.
Quedaron pueblos
como espinas
de peces
relamiendo
sus costillares,
calles
vacías de gentes
y casas cerradas a los sonidos atrayentes.
¿Qué haces?
¿De dónde vienes?
¿Florecen?
Los campos vestidos de verde,
mientras Pedro, Tomás, Mariano, Vicente
transponían tras un Oriente.
Autor: José Vte. Navarro Rubiio
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