viernes, 29 de julio de 2016

JUAN OLIVERT SERRA DE CULLERA Y SU AFICIÓN POR VOLAR EN EL AÑO 1909



FUENTE:http://www.levante-emv.com/comunitat-valenciana/2009/09/06/piloto-volo-corriente/628011.html

El piloto que voló contra corriente

Juan Olivert pilota el biplano que utilizó hace ahora cien años en el primer vuelo a motor de la aviación. levante-emv

Cien años después de su hazaña, todos lo recuerdan. Pero su afán por volar no fue reconocido en su
época. Ni su familia ni el pueblo de Cullera supieron comprender su afición por la aviación, como recuerda Santiago Renard, sobrino-nieto de Juan Olivert. Su tío-abuelo se empeñó en querer alcanzar el cielo, aunque ello le costó gran parte de su herencia y la desaprobación de su familia.

PEPI BOHIGUES CULLERA El empeño en querer volar nació en Juan Olivert desde muy pequeño. Era su mayor deseo y le valió la desaprobación de su familia y el no encajar en la Cullera rural de principios del siglo XX.

Olivert nació en 1888 en el seno de una familia acomodada. Su padre, Juan Bautista Olivert, regentaba una tienda llamada El Comercio del Globo. Para investigadores como Rafael Solaz, el nombre de este negocio influyó en que Olivert soñara desde pequeño con alcanzar el cielo. A Santiago Renard, sobrino-nieto de Olivert, le han contado como su tío siempre hablaba de su proyecto de volar en casa, en el casino, ... De ahí surgió el mote de el voladoret que, según Renard, era un apodo despectivo con el que los vecinos de Cullera "se tomaban a guasa" las ideas de Olivert.

Pero el joven no desistió y se fue a estudiar a Barcelona Ingeniería Industrial. Allí conoció al que sería el ingeniero del primer avión que alzó el vuelo en España, Gaspar Brunet. Y entonces Olivert empezó a invertir grandes cantidades de dinero en la construcción del biplano. "A Juan Olivert el querer volar le costó casi toda su herencia", señala Renard, el cual calcula que el aparato le podría haber costado a su tío más de un millón de pesetas de la época.

Este gasto de dinero en la construcción de un aparato produjo el descontento en la familia del joven piloto. Renard recuerda que cuando él era pequeño "estaba prácticamente prohibido hablar del tío Juan en casa". Entre las 4.000 personas que vieron alzarse el primer avión, no había ningún vecino de la ciudad y ni siquiera su familia asistió al acontecimiento.

Llegó la Exposición Regional de Valencia de 1909 y Olivert mostró su avión ante cientos de personas. Sin embargo, al aparato aún le faltaba la hélice y el motor y gracias a la intermediación del Rey Alfonso XII, el Ayuntamiento de Valencia pagó el motor que costó 20.000 pesetas. Renard dice que se trataba de un motor de coche y se usaron la cadena y los piños propios de las bicicletas.

Olivert trasladó el avión hasta el campo militar de Paterna y allí puso en marcha el aparato. El biplano se separó del suelo y recorrió entre 30 y 50 metros. Pero la gran asistencia de público hizo temer a Olivert alguna desgracia y paró enseguida el motor y el avión volvió al suelo. El pilotó descartó un segundo intento ante la gran afluencia de gente.

"Sin duda fue un éxito", señala Rafael Solaz, comisario de la exposición que se celebrará en Cullera sobre este acontecimiento. "Olivert había mostrado mucha ilusión en el proyecto y fue mucha la alegría que tuvo cuando bajó del aeroplano", cuenta Solaz.

Después del vuelo el estrenado piloto se casó e intentó varias veces volar en la playa de la Malvarosa y Les Arenes, pero ya no lo consiguió. Santiago Renard cuenta que el biplano se guardó en un almacén de Valencia, mientras Olivert intentaba conseguir nuevas piezas para hacerlo volar, pero ya no obtuvo más dinero y al final las piezas del avión fueron desapareciendo. Renard cree que fueron robadas por ladrones de la zona. El piloto a acabó sus días en Cullera encargándose de la poca hacienda que le quedaba.

http://www.lasprovincias.es/valencia/20090904/valencia/hace-siglo-habia-psicosis-20090904.html
Juan Olivert Serra y Gaspar Brunet Vadera en el Aeroplano Olivert con el que se realizó el primer vuelo con motor en España (Paterna - Valencia)
RAFAEL MURCIA HISTORIADOR DE JUAN OLIVERT


Durante diez años, este veterano ingeniero y piloto ha estudiado la figura del primer español queconsiguió elevarse del suelo a bordo de un aeroplano

Con esos bigotes, con la gorra y las polainas, parece un veterano general del Aire con miles de horas de vuelo a las espaldas. Sin embargo, ni España tenía aviación ni Juan Olivert tenía experiencia: con apenas 22 años recién cumplidos, un muchacho de Cullera se empeñó en probar a volar y se convirtió en el pionero de la aventura española del aire. Ocurrió en Paterna, en la tarde del 5 de septiembre de 1909. Y ahora estamos celebrando el Centenario de su insólita aventura.

-¿Quién era Olivert? ¿Un loco, un aventurero, un romántico, un millonario amateur.?

-Juan Olivert Serra era un propietario agrícola de Cullera y parece que básicamente vivió toda su vida de esas rentas. Sabemos que estudió ingeniería industrial en Barcelona; pero no se ha podido comprobar si ejerció como tal y ni siquiera si llegó a titularse.

Rafael Murcia, ingeniero de Telecomunicaciones, piloto aviador e historiador del aire, es uno de los miembros de la Fundación Aérea de la Comunidad Valenciana que estos días están divulgando la gesta de Olivert y que ha contribuido a la celebración que va a tener lugar en Paterna. Murcia, que ha trabajado 27 años en la IBM de Madrid y Valencia, colaboró también en el montaje y establecimiento de una compañía aérea valenciana y ha pilotado sus aviones. La pasión por volar le ha llevado al estudio de este y otros pioneros del aire españoles.

-Empecé hace algo más de diez años. Vi que en el Ayuntamiento de Paterna había expuesta una maqueta de un avión primitivo y que en la placa rotuladora había unos datos erróneos, decía que Olivert era militar. Hablé con el entonces alcalde, Francisco Borruey, recientemente fallecido, y le propuse investigar más y de esta relación surgió la primera celebración, en 1999. De lo primero que hice es ir a la redacción de LAS PROVINCIAS y pedirles a ustedes la reseña que publicaron del primer vuelo, el 6 de septiembre de 1909, además de pasar un montón de horas en algunas hemerotecas.

-¿Ya se ha reconstruido la vida de Olivert? ¿Se dedicó a la aviación formalmente?

-Hemos llegado a conocer bien todo lo referente al episodio de la construcción del aeroplano y el vuelo. Su vida, luego de ese primer vuelo de 1909 no es muy conocida, existen pocos datos. Sabemos que se casa con una señora de Sevilla, de apellido Peris Castellano, que es hija de Francisco Peris Mencheta, el periodista y senador de designación real, por Sueca. Sabemos que Olivert se mueve bastante y que la esposa vive siempre en Cullera, yo diría que bastante sola, hasta que muere en 1966. Y sabemos que Juan Olivert, nacido en 1888, murió en 1942. El matrimonio no tuvo hijos pero en Cullera hay descendientes de otros miembros de la familia: el aeronauta y su esposa están enterrados juntos en el panteón de la familia: he tenido ocasión de bajar a la cripta para hacer fotos de las lápidas.

-No es mucho, perdóneme, para un héroe del aire. Se sabe más de Kindelán o de Mamet, que es el primero que voló sobre la ciudad de Valencia.

-La verdad es que nunca se le consideró como un héroe. Y Olivert no fue un profesional; vivió el resto de su vida de sus negocios y sus rentas. Se conoce haber ostentado un cargo oficial, durante la Dictadura de Primo de Rivera, en relación con la promoción del cultivo del algodón en España. Pero fue fugaz: algún tiempo después fue destituido de la presidencia de esta institución.

El aeroplano de Olivert los valencianos pudieron verlo en el palacio de la Industria de la Exposición Regional de 1909. Cuando el rey Alfonso XIII inaugura la Exposición, acompañado por Tomás Trenor, el avión estaba expuesto en lo que hoy es Tabacalera.

-Maravilla esa facilidad con la que alguien se monta un avión y lo presenta. ¿Eran unos aventureros?

-No les resultó tan fácil. Por esos años, 1909 y 1910, había una auténtica psicosis colectiva por volar, entre julio y agosto de 1909 pasan muchas cosas de importancia en el mundo de la aviación: los hermanos Wright presentan un nuevo modelo militar, según las especificaciones dadas por el ejército de los Estados Unidos, que fue aceptado, Bleriot cruzó el canal de la Mancha, algo sin precedentes, en el aire se empezaba a madurar. Una semana antes del vuelo de Olivert tuvo lugar un magno festival aeronáutico en Reims, al que asisten cerca de un millón de espectadores y todos los modelos existentes. El aeroplano de Olivert se expuso en la Exposición Regional, aunque sin motor. El rey Alfonso, que también era muy joven y tenía pasión por la naciente aviación, unos meses antes había recibido de Wilbur Wright, en Pau, información directa sobre sus avances, habló largamente con el aviador valenciano en la Exposición. Don Alfonso le pidió entonces al alcalde de Valencia que echara una mano con los gastos del motor.

-¿Influyó realmente el rey? ¿Tuvo eco en un Ayuntamiento siempre sin recursos?

-Sin duda: tan sólo una semana después, el alcalde, José Maestre, vio aprobada en el pleno municipal la moción para concederle 20.000 pesetas: quince mil para el motor y cinco mil para la hélice. La Exposición se inaugura el 22 y el acta municipal es del 30 de mayo.

-¿Voló realmente esa tarde famosa en Paterna? Porque está lo de la zanja y la rueda: yo no sé si es pasión valenciana.

-Sin duda alguna: voló. Se elevó del suelo durante casi medio centenar de metros, miles de asistentes fueron testigos. Ninguno de los aeroplanos hasta ahora construidos hizo un vuelo superior en sus primeros intentos. En Valencia, lo dicen todos los periódicos. Lo dice LAS PROVINCIAS, no lo dude. Lo que ocurre es que no sucedieron las cosas tal como Olivert lo planeaba. El aeronauta lo que, en realidad quería, era probar el empuje del motor en tierra; pero se aglomeró un gentío, el piloto probablemente se emocionó y le dio más gas del conveniente y el aeroplano rodó hasta despegar del suelo. Unos pocos decímetros en altura, pero voló durante 40 o más metros. El gentío del público, y la falta de terreno por delante hizo que Olivert intentara virar y parar, para lo que cortó el gas: el avión cayó y se rompió la ballesta y la rueda derecha. Pero volar, voló, todo el mundo pudo verlo.

-¿Y después? ¿Por qué se extingue la aventura, por qué no sigue?

-Posiblemente no se dispusiera de más dinero, o quizás hubo tensiones acerca del gasto ocasionado en el peculio familiar, sus hermanas le dirían que ya estaba bien. Parece que le entregó el avión a Gaspar Brunet, el ingeniero constructor del mismo, a cambio de deudas contraídas. Y Brunet, una vez reformado, presenta el aeroplano a una exposición aeronáutica que hubo en Barcelona en la primavera de 1910, la primera de España. Aunque tanto el motor como la hélice, propiedad del Ayuntamiento de Valencia, quedaron aquí y se cedieron y emplearon en otros aeroplanos construidos posteriormente en nuestra tierra.

En esa primavera de 1910, otro pionero, Mamet, fue el primero en volar en la playa de La Malvarrosa, esta vez con un aeroplano francés Bleriot XI, en el curso de la primera exhibición de vuelos que se hizo, con despegues desde allí, bajo organización de la Exposición Nacional Valenciana.


.........Cuando Gaspar Brunet imprimió este libro, el ingeniero ya había diseñado y construido un aparato que fue el primero en volar en España. Un alumno suyo de Cullera, Valencia, que estudiaba ingeniería industrial en Barcelona le encargó la construcción de un aeroplano. Que un alumno tome una iniciativa así es poco habitual, pero en este caso se trataba de un joven, Juan Olivert Serra, a quién le agració la suerte en un sorteo de lotería y decidió invertir parte de su pequeña fortuna en aquella aventura. Además, era huérfano y poseía tierras en su pueblo natal de Cullera.

Juan Olivert buscó el apoyo de amigos y familiares en Valencia, Picasent, Paterna y Cullera y consiguió ser nombrado vicepresidente de la Sección de Aviación del Círculo de Bellas Artes de Valencia. Su idea era la de presentar en la Exposición Regional de Valencia de 1909, un modelo de aeroplano del tipo Voisin o Curtiss. El ayuntamiento de Valencia le dio una subvención de 20 000 pesetas para la adquisición del motor y la hélice. El aeroplano se bautizó con el nombre de Olivert, la construcción de la célula se la encargó a los talleres Rosell i Vilalta y el manillar de control, ruedas y horquillas a los talleres Truco, ambos de Barcelona, porque no encontró ninguna empresa en Valencia que pudiera fabricar el aparato. El joven aeronauta anunció públicamente su proyecto y la noticia apareció en la prensa de Barcelona y Valencia.

El avión de Juan Olivert, diseñado por Gaspar Brunet, era un biplano monoplaza de 10 metros de envergadura y 200 kilogramos de peso en vacío, con un peso máximo de despegue de 400 kilogramos; su autonomía de vuelo debía ser de un par de horas. Llevaba un motor de gasolina Anzani de 25 caballos que movía una hélice de empuje situada detrás de las alas, dos timones de dirección verticales en la cola y dos planos de control de cabeceo horizontales en el morro. Los timones de dirección y profundidad se movían con el manillar.

El aeroplano llegó por ferrocarril a la estación de Aragón en cajas de madera, desde Barcelona, y desde allí se envió a los recintos de la Exposición Regional Valenciana situados cerca de la Alameda. El público que asistió al gran evento pudo contemplar, con sorpresa, un aparato del que tanto el estudiante Olivert como su maestro Brunet explicaban que era capaz de volar. La Exposición cerró el 31 de julio y para efectuar los primeros ensayos lo llevaron al campo de maniobras del Regimiento de Artillería número 11, en Paterna, en donde se había construido un hangar para guardarlo y se disponía de una gran explanada.

Durante el mes de agosto se hicieron pruebas de carreteo y de funcionamiento del sistema de control de alabeo. El aeroplano contaba con un dispositivo automático para mantener el equilibrio lateral, patentado por Gaspar Brunet, distinto a los alerones o al mecanismo de torsión de las alas, que eran los habituales en los aviones de la época. El aparato de Brunet llevaba unas válvulas que se abrían por efecto de la fuerza de la gravedad para aminorar la sustentación del plano que se levantaba cuando las alas perdían la horizontalidad. Brunet explica en el capítulo XIII de su Curso de Aviación este mecanismo y dice que lo probó con modelos a escala 1/10 con muy buenos resultados; también se refiere al aeroplano de Juan Olivert que incorporaba su sistema de control y del que cuenta: “¿Será verdaderamente imposible el vuelco de un aparato provisto de una disposición como la que acabo de explicar? ¿Permitirá al piloto prescindir por completo del equilibrio transversal? El ensayo hecho en el aparato construido para el Sr. Olivert, hace esperarlo pues sin cuidado alguno se levantó siempre matemáticamente horizontal en todos los ensayos.” Estas afirmaciones son un poco optimistas a la luz de lo que ocurrió en el campo de Paterna, sobre todo durante las muchas pruebas en tierra que se llevaron a cabo.

La tarde del 5 de septiembre de 1909, Juan Olivert, vestido con una cazadora de dril, pantalón, polainas de cuero y gorra marinera subió a su sillón de mimbre para efectuar el vuelo. La prensa había anunciado que “el joven valenciano todo corazón e inteligencia” tenía intención de hacer una prueba en Paterna y el campo se había llenado de curiosos. El tren de las cuatro de la tarde llegó desde Valencia abarrotado de gente que quería ver volar al estudiante de Cullera.

Gaspar Brunet y Viadera cuenta así lo que pasó:

Dado el sesgo que habían tomado las cosas- por la indiscreción del periodista- y que se encontraban en el campo o aeródromo unas 4000 personas, nos vimos obligados a tratar de hacer volar el aparato, dejando para otro momento los ensayos previstos. Eran las cinco de la tarde cuando se trasladó el aeroplano desde el hangar hasta el punto de partida.

El señor Olivert hizo primero una corrida por el campo de unos cien metros y se comprobó que el motor funcionaba débilmente. Se cambiaron los acumuladores de inflamación (sic) y se lanzó por segunda vez el aparato que retenían por detrás dos operarios, soltándolo a la señal –bajada del brazo- que dio el piloto cuando el indicador de velocidad (sic) le marcó 750 revoluciones.

El aparato levantó inmediatamente la cola, marchando sobre las ruedas delanteras unos 30 metros, después de los cuales se levantó por completo, marchando suavemente sin tocar el suelo unos 40 o 50 metros, con buena velocidad. Entonces el piloto, viendo que numerosas personas habían invadido el campo y que por la natural curiosidad no se apartaban, y que para evitarlos debía tropezar con unos algarrobos, cortó bruscamente el encendido. El aparato tomó tierra rodando velozmente por el suelo hasta que la rueda derecha se metió en una zanja haciendo girar el aparato y torciendo en consecuencia dicha rueda.

Esta es la corta historia del primer ingeniero que diseñó un avión que voló y del primer empresario-piloto que financió su construcción y logró despegar a bordo de una máquina más pesada que el aire, en el Reino de España.

Después de este primer vuelo en Paterna, una vez reparado el aeroplano, lo llevaron a la playa de Nazaret. Allí no se pudieron realizar más vuelos porque se rompió la cadena de transmisión de la hélice. Lo almacenaron en un cobertizo y una racha de aire destrozó la estructura del aparato.

Juan Olivert abandonó sus actividades aeronáuticas, se casó con Pilar Peris Castellano y pasó el resto de sus días en Cullera, cultivando sus tierras, hasta que falleció a los 61 años de edad. Todos los años se le recuerda durante el Festival Aéreo Ciudad de Valencia cuando se entrega el premio que lleva su nombre.

A Gaspar Brunet y Viadera tengo que agradecerle que escribiera mi libro, su espléndido Curso de Aviación, que se publicó al año siguiente del vuelo en Paterna. Gaspar presentó un modelo en la primera Exposición Aeronáutica de Barcelona y luego dejó la aviación. Del avión que diseñó para Olivert hay dos réplicas: una en el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe de Valencia y otra en el Museo del Aire de Cuatro Vientos, en Madrid.de Francisco Escarti • 

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