sábado, 6 de agosto de 2016

POESÍA: POR TIERRAS DE LA MANCHUELA: VALVERDEJO, EN CUENCA


Virgen de la O
y cuatro pinturas,
¿quién las pintó?
en la Iglesia de Nuestra Señora del Remedio
hacer honor
a esa su tradición
por los siglos de los siglos,
perdón,
sobre los techos
bóvedas de medio cañón.

Espadaña herreriana,
pináculo con cruz
y veleta al viento, son,
junto al cimborrio
o tambor
la elegancia extrema,
amor,
de un pueblo por nuestro señor.

Sobre las canastas el cañamón, 
garbazos, trigo, torrao,
¿qué se yo?
nueces y caramelos, 
el puñao en las canastas
de puerta en puerta
ya en el pretil 
se entregan las ofrendas,
así desde siempre se ve y vio.

Por caridad las tortas
de ácimo de anís,
chotas que el pueblo desde siempre se comió,
de pañuelo, otras,
la justicia sabe el porqué de esta tradición
ya la corporación
a modo de sombrero recibió
su otra buena porción,
triangular como el ojo de Dios.

Entre mayos a la Cruz
sereno el ánimo del cantor
a la Virgen de la O
en ello se dispara la emoción.

Con calabazas llega
esa noche
en que los difuntos en las casas
tienen entre velas su rincón.

En Valverdejo
nadie se olvidó
de hacer sus calabazas, carajainas,
el gato trotero me contó,
que aprietes el paso
y ponte a salvo,
por favor,
pues en ti algún difunto encontró
su reencarnación.

Macollas de hojas de acanto,
judas, existió,
en la noche del sábado santo
al domingo de resurrección
la paz por fin llegó
y con él se acabó la pasión
volviendo en ello, es la razón
la vuelta al trabajo, al arado y al azadón.
Voltean las campanas
vuelan sobre el cielo aves al son
de la alegría que sobre la tierra despierta Dios.

De Valeria venían
por la vía que algún romano construyó
legiones extranjeras
a toques de trompetas
y de un gran tambor.

Así la vida,
desde tiempos lejanos
Valverdejo se pobló
desde el paleolítico superior
al bronce,
sobre llanos y altos, cuevas y algún repechón. 
hasta que la escritura brotó
sobre la piedra dura
el buril trabajó
para dejar constancia de lo que por aquellos tiempos pasó.

Ya marcado el mojón
Valverdejo dentro del Alfoz de Alarcón
la Mesta con su cañada real
prestancia a este pueblo le dio.

De pasada
es solo como el agua de una fuente, un rumor,  
aparece Valverdejo como pedanía de Alarcón.

Dejó el carlismo, guerra atroz,
sobre Varvedejo su fétido olor,
con la paz llegó la adhesión
al nuevo rey de la nación.

Se refiere y así se escribió
en el catastro de Pascual Madoz,
que Valverdejo tuvo,
no se si por el pueblo,
tan elevado personaje pasó,
tres calles sin empedrar,
piedras en los mojones al sol,
la tierra por aquí es tan sagrada y despierta tanta pasión
como el oro y la plata
en la caja fuerte de un gran señor.

En el pesebre centeno,
¿trigo quien lo comió?
vive mejor
la mula en su cuadra
que quien de comer le dio,
en ello vino la gloriosa revolución
con Guillermo Zamora,
Prim y Serrano
recibieron la bendición,
al frente un paso
detrás de la raya nadie quedó.

Guerras y más guerras
de sus envites
Valverdejo no se escapó,
la sota, el caballo y el rey,
la espada, la carabina, el fusil y el cañón
unos murieron y otros no.

Volvío, no voló,
Valverdejo
continua
y aunque la vida les marcó
en las fiestas resucita la pasión
y en el trabajo, legón y sudor.

Se ve
es la vida
así se camina al encuentro de la razón,
la piedra y el surco,
el fruto y la flor
en ello la Virgen de la O
es un referente
y como dice la canción;
"sos de oro,
sos de plata,
sos la virgen de mi alma"

Autor: Jose Vte. Navarro Rubio




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