El azul
del cielo
y la blancor
del día,
las tierras
descarnadas,
y los ríos sin risas
de sus aguas
tranquilas
discurriendo
tan lentas
y caritativas
que en ellas me veo
algún día
como en esa tarde
tan bendita
en que dos hermanos
unidos
como una piña
se asoman a un balcón,
casi galería,
al fondo del cual dormitan
viejas historias
que anidan
entre las tejas de unas casas antiguas.
Autor: Jose Vte. Navarro Rubio
No hay comentarios :
Publicar un comentario