La escalera con sus peldaños
dispuestos a la medida
de quien sube o baja
despacio o deprisa silbando una canción.
La puerta de madera
con sus adornos de metal
y en ella la carcoma
que corroe el corazón
cuando les das al pestillo
y te quedas solo pensando en todo aquello que se marchó.
La ducha fría
mientras cae el agua
a todo confort,
agua que se siente calar en nuestro interior.
Perdón,
siempre perdón
por lo que uno dice
y otros creyeron leer en lo que escribió,
pues no hay más intención
que honrar y en todo caso advertir que por aquella vía pasó
el último tren del día
con destino esa estación
que se abre en lo más profundo del corazón.
La intención es clara
pero ¡ay! con la interpretación,
amor con posesión
del macho dominante que se cree de ella su dueño y señor.
Se confundió de verso
y rimó
vida con muerte
y por ello se marchó
antes de que el semáforo cambiará de color.
Tan fácil fue
que este poema comenzó
como el final de una canción
que habla de lo que fuimos
y deja en suspenso lo que ocurrió
en ese momento exacto en que la música se acabó
Autor: Jose Vte. Navarro Rubio
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