viernes, 17 de junio de 2011

EL VALLEJO DEL TÍO CARLOS

                                                                         

“Vallejo del tío Carlos” que nombre tan bonito y que gran persona tuvo que ser nuestro amigo para que se le pusiera su nombre al vallejo. La verdad es que la toponimia del pueblo es de corte austero y fiel con ese legado que hemos heredado y que debemos intentar conservar. Llama la atención de nuestro fotógrafo una ventana de respiro, oquedad, allí donde hubo, en su tiempo una cueva de champiñón. Bienvenida la fotografía al foro pues sirve para ilustrarnos sobre esa etapa de Pinarejo en que la economía se sustentó, en cierta medida, en lo que se sacaba del cultivo del champiñón.

Sobre la historia de los hongos y del champiñón podemos decir que los jeroglíficos egipcios contienen leyendas en las que se les atribuía la inmortalidad, por eso los faraones prohibieron que fueran comidos por las castas más bajas de la sociedad. En un sentido parecido Julio Cesar emitió un decreto prohibiendo que se comieran ya que se creía que prolongaban la vida y que eran afrodisíacos. El concepto y creencias sobre este hongo ha variado mucho a lo largo de la historia. En algunos lugares se empleaban como rituales religiosos y se les confería la capacidad de hallar objetos y personas; en otros sitios se pensaba que servían para curar enfermos. En fin, que buenos están dejados caer en la sartén con un poco de aceite y después rociados con un picadillo compuesto de: perejil, almendra, tostada, ajo picado, un poco de aceite y sal.

José Vte. Navarro Rubio

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