viernes, 22 de julio de 2011

¡Bienvenido, Míster Marshall! (Bienvenido, Mr. Marshall)

Villar del Río es un pueblo pequeño, tranquilo, pobre y olvidado, en el que nunca pasa nada que se salga de la rutina. Sólo la llegada de la cantante folclórica Carmen Vargas y de Manolo, su apoderado y representante, ha supuesto una novedad en la aburrida vida del pueblo. Sin embargo, ese mismo día se presenta de pronto un delegado gubernativo que anuncia que, de un momento a otro, va a llegar una comisión del Plan Marshall (proyecto económico americano para la reconstrucción de Europa). El alcalde del pueblo, un hombre bonachón, decide entonces que toda la población se disfrace al más puro estilo andaluz para causar buena impresión a los visitantes que vienen a repartir dinero. (FILMAFFINITY)

Este es el resumen de una película que marcó una época en la que España quería salir de  un subdesarrollo que la atenazaba gracias a la inversiones americanas: aperturismo. La escena del alcalde en el balcón y de la cohorte de americanos subidos en esplendidos coches pasando de largo por el pueblo marco época.

Pinarejo por aquellos días venía a ser un Villar del Río más que se sumaba a esa ingente de pequeños pueblecitos rurales repartidos por la geografía española en que sus habitantes vivían de lo poco que daban las cosechas y de lo mucho que daba el hambre. El hambre siempre ha sido un buen consejero y cuando no ha matado ha servido para agilizar la mente. Las grandes revoluciones ocurridas en la historia vinieron casi siempre condicionadas por un hecho: descontento provocado por la hambruna.

Por Pinarejo no pasó Mr Marshall pero pasaban otros que miraban al pueblo con despecho y una cierta soberbia sin saber ni darse cuenta de los valores que se encerraban tras las primeras paredes del pueblo.

Pinarejo al igual que otros pueblos de su contexto está necesitado de ayudas, pero para que estas vengan hace falta que los políticos del momento se apeen de sus coches y visiten los pueblos viendo cuales son sus necesidades.

¿Que será que todos quieren mandar y luego a las primeras de cambio todo se convierte en excusas y más excusas? Cuando vienen las elecciones los que quieren ganar desde la oposición se enmascaran en un mensaje: ganar para cambiar y luego después cuando han ganado el mensaje se convierte en "amarrarse los machos" porque el asunto estaba peor de lo que yo esperaba ¿a quién quieren engañar? o lo que es mejor ¿quién se quiere  dejar engañar?

El asunto es más fácil de lo que parece, si uno compra una caballería y con ella no puede labrar porque le han engañado, se calla deja la caballería en la cuadra  y se compra otra, pero no va por ahí a diestro y siniestro diciendo que le han engañado, porque la gente dirá "amigo/a haber sido más listo".
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José Vte. Navarro Rubio

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