sábado, 20 de agosto de 2011

EL TORO RATÓN Y LA PIÑONERA DE PINAREJO

Durante algunos días los medios de comunicación han hablado del toro “Ratón” y de su instinto asesino. Hay que decir que los toros de lidia tienen todos unos instintos parecidos pues para eso se les quiere para que den espectáculo y salgan a las plazas a tope. La raza y la selección junto con los avances en el campo de las ciencias han permitido el que cada vez más los toros tengan mejor casta y bravura. Otro asunto es el que tiene que ver con este temido animal de lidia que ha causado ya un par de muertos y decenas de heridos, y se ha convertido en tema de tertulia y de actualidad fuera y dentro de nuestras fronteras. Ratón es un toro pequeño y sabio que come como un marqués y es mimado como una estrella de fútbol. Cobra como un buen actor o personaje de actualidad por entrevista a su dueño y se le está preparando un retiro como solo lo podría tener rey persa. Servirá de conejillo de indias y se le extraerá semen sin llegar a copular con hembra alguna. Como ven en Ratón se cumplirá aquello del viejo dicho: “Las verás pero no las catarás”.

A mi me hubiera gustado que el retiro de Ratón hubiera sido en la plaza de toros de “La Piñonera” de Pinarejo, eso si, bien atado a un poste, y con todos los espectadores en los tendidos sacando fotografías para enseñárselas a los hijos y nietos. Pero no puede ser en primer lugar porque nadie se lo ha propuesto y además sería un disparate y en segundo lugar por lo mucho que se cobra por sus demostraciones públicas.

Ratón, este es el nombre del animal, es un toro viejo resabiado que ha salido a centenares de plazas para servir de atracción. Fruto de este trabajo desmesurado le ha venido a lo largo de los años un buen aprendizaje en el arte de cornear a los espectadores que se lanzan al ruedo y que víctimas de la osadía y del desconocimiento se atreven a enfrentarse al dichoso Ratón. Tiene que ver también con el tema el caso concreto de los aficionados que con algunos grados de alcohol en el cuerpo se lanzan al ruedo pensado que son Manolete. A unos y otros les quiero dar una advertencia. Cuando uno se pone delante de un astado no sabe nunca como este va a reaccionar. Lo normal es que el animal seleccione de entre todos los aprendices a torero a aquel que ofrece más posibilidades de ser arremetido. Una mala carrera, un mal quiebro, un resbalón, la lejanía de las tablas, se suelen convertir en las causas principales de las cogidas y Ratón cuando coge lo hace de verdad. Sabe hasta donde llega el pitón y cuando suelta al aficionado mal herido este cae a la arena como si fuera un muñeco de trapo al que el viento ha zarandeado.

Se han oído estos días que hay que cambiar las ordenanzas que tienen que ver con estas fiestas taurinas de los veranos de los pueblos y ciudades de toda España. Solo queda aplaudir el gesto y animar a que cuanto antes se establezcan controles férreos con el fin de que salgan a las plazas o calles a correr y cintar los toros los más preparados.

Se retirará Ratón de los ruedos y aparecerán otros toros con instintos de toro de lidiá nunca de asesinos, que continuarán causando víctimas en los ruedos y es que los toros tienen dos cuernos que cuando tropiezan con la carne se hunden en ella como si esta fuera de membrillo.

Quisiera recordar a estos efectos y para quitar dramatismo al tema un viejo chiste que comienza así: Se juntan dos viejos amigos, de nombres Eustaquio y Manolo y uno le pregunta al otro. ¿Pero que es lo que te ha pasado Manolo que llevas el brazo vendado y una pierna escayolada?. Calla, calla, contesta Manolo, resulta que anoche iba borracho y me fui a correr los toros de mi pueblo y me pillo uno de ellos.¿Y eso como pudo ser? Pregunta Eustaquio. Pues muy fácil, contesta Manolo,  vi dos ventanas y dos toros y me subí a la ventana que no era y me pego el toro que era.

José Vte. Navarro Rubio




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