viernes, 8 de febrero de 2013

POESÍA: SOMBRAS Y EMBRUJOS

De todos los sitios
solo aquel,
de cuyo perfume guardo pequeñas gotas en una botella,
recuerdo con un especial cariño,
pues fueron miradas de amor
y tras ellas besos repetidos
los que me llevaron de una vida de interior
en un cuerpo que me ha había concebido
a un mundo exterior con grandes peligros.

Sin mares, sin ríos, sin catedrales, sin grandes avenidas
ni atascos de coches ni nada parecido,
mi pueblo, aquel Pinarejo, por mi conocido,
anidó en mi alma
y de hacerse tan repetitivo
su nombre llevo en la boca
y él me acompaña a todos los sitios.

¿No se lo que tenía el pueblo?
¿No se por qué lo recuerdo con tanto cariño?
¿No se?
Se tan poco de este asunto
que me declaro naufrago
al abandonar el sitio
y huir lejos
en busca de otros vientos
quizás más fructíferos.

En aquellos días fui así lo recuerdo
una parte más de aquel espacio tan bien definido
y de aquella convivencia tan temprana
vino a nacer en mi alma
un amor infinito
hacia la soledad del ser humano
aquel tan unido a la tierra
y a aquel pequeño mundo
de tierras de secano, de majuelos, campos de olivos
y poco más que contar que entre en un bolsillo
que no sea polvo de los caminos,
lágrimas derramadas junto a algún surco
y quizás rebuscando
más de lo debido
muchas alegrías aunque pequeños fueron los frutos. .

El lugar me embriagó,
embrujo sobrio fue el suyo
y de todo eso tan insignificante para algunos
surgió como no puede ser de otra forma
un obligado tributo
de un natural del lugar
nombrado hijo sin más acto social que un pequeño respiro.

Autor: José Vte. Navarro Rubio

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