LA ESQUINA DEL MOLINILLO
Es en las largas ausencias
cuando la esquina del Molinillo
se viste de rigurosa fiesta
siempre a la espera
del momento más oportuno
para recibir a los hijos de Pinarejo
que después de haberse marchado fuera
vuelven como las golondrinas
para construir su nido
de nuevo en su amado pueblo.
Avanzadilla de pecho descubierto,
en los días y noches
de todas las estaciones del año
y de todos los siglos
desde que Pinarejo existe,
la esquina del Molinillo se convierte
en un ojo de halcón permanente
que añora desde el llano
la alta y lejana sierra.
Mirar y ver como la esquina del Molinillo
es un lugar de encuentro
de aquellos pinarejeros y pinarejeras
que en sus brazos se arrojan
para jugar con el destino
y ser como las palomas mensajeras
portadores de variopintos informes
que llegan con prontitud al pueblo
y enseguida se despachan.
Esquina de nombre propio “Molinillo”
y de molino no tiene nada
y de viento simplemente
el aire que a veces le llega
y se va al instante si cabe
con muchas más penas
y conmovedoras y amargas tristezas.
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