Recuerdo de pequeño esta calle como muy mal arreglada. Se debió incorporar al callejero de Pinarejo tardíamente y aprovechando que se tuvo que abrir alguna puerta hacia lo que más que calle de siempre me pareció un callejón. La recuerdo como una calle poco transitada y con pocos atractivos
Ustedes dirán que exagerado es este hombre pero de eso nada. Digo lo que siento. ¿No me digais que no estais descubriendo paisajes nuevos del pueblo que os ponen los pelos de punta? Esta fotografía sin lugar a dudas si tiene algún mérito este es el de la oportunidad. Y me dirán ¿por qué? Sencillamente por una cuestión estamos biendo paisajes de Pinarejo desconocidos y aquí es donde está la gracía y el arte y este consiste en saber plasmar aquello que se quiere ver y de dejar para la posterioridad imagenes de un paisaje que a lo mejor dentro de unos años es diferente. El pueblo con su territorio forman un conjunto perfecto que beben de las mismas aguas, llamadas en este peculiar caso ojo clínico del fotógrafo. Hasta ahora estabamos acostumbrados, y en esto me darán la razón a sacar fotografías que eran parches del pueblo.
Es la serenidad del paisaje, rota por esa antena que se eleva hacia el cielo, lo que más llama la atención de esta fotografía que nos quiere incoporar al paisaje urbano de Pinarejo los montículos que se elevan por su horizonte más lejano en los que se denota algún tipo de arbustos y de árboles con su color negruzco.
Les dejo con esta poeía sobre la Calle:
Calle Colorín
vaya nombre tan singular
en España no hay dos igual
y por mucho que lo intento
no encuentro con que hacerla rimar
Si Colorín es un pájaro
y en la calle ha nadie le ha dado
desde nunca por piar, cantar o volar
más que Colorín
se debería haber llamado Colorado
y de esta forma la poesía
se habría acabado.
Colorín debió de ser
un personaje muy especial
por eso el pueblo
y su primera autoridad municipal
decidieron poner a la calle un día
este nombre tan original.
Si Colorín levantara la cabeza
Y viera lo arreglada
que la calle ahora está
seguro que diría
devolverme al cementerio
y dejarme descansar
no sea el caso que me toque
el arreglillo de mi bolsillo pagar.
Ahora si Colorín fuera un jilguero
de canto sonoro,
suave plumaje,
y hermosura sin igual
tocaría buscar una jaula
donde ponerlo en cautividad
y colocar la jaula en la calle
con un letrero bien grande que dijera
esto me pasa a mí por trinar.
José Vte. Navarro Rubio
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