Siempre me ha impresionado como sobreviven estas matas, carrascas, en mitad de los campos y como de forma yo diría hasta vistosa continúan siendo fieles testigos de otros tiempos en que otro tipo de vegetación cubría el terreno. Es una escena característica de la España de interior. Yo diría que son centinelas permanentes que acechan y vigilan en los despertares y anocheceres de los días.
Relacionado con la carrasca y con esas ordenanzas municipales del Castillo de Garcimuñoz del cual les hablaba el otro día, miren lo que se dice en tan fructífero documento:
“Qualquier que cortare pie de carrasca que se de marco peche para el concejo por cada pie quinientos maravedies, e sy no fuere de marco que peche doscientos maravedies por cada pie para el dicho concejo, e por cada rama peche para el dicho concejo otros treynta maravedies demas de las penas contenidas en la ley ante de esta que son para el arrendador”
La cita es significativa.
José Vte. Navarro Rubio
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