Hoy justamente hablando con mi padre sobre los hornos de Pinarejo han salido a relucir una serie de cuestiones interesantes. La primera tiene que ver con la palabra “bardal”. Yo la verdad es que no la había oído en mi vida. Dice mi padre que en la calle Nueva había un horno el de la Felipa y que en el patio había un bardal con leña. No acostumbrado a oír esta palabra le he comentado a mi padre que si no se había equivocado al pronunciarla y la respuesta ha sido “que no”. Cuando he llegado a casa lo primero que he hecho ha sido buscar la palabra en el diccionario y miren ustedes los diferentes significados de Bardal/bardero: 1. Conjunto de ramas o leña apilada y almacenada para quemar, siempre elevado del suelo, como una especie de techumbre apoyada sobre unos palos de punta que hacen de pilares. 2. Cubierta de ramas que se ponía encima de las paredes para que no se calaran. Barda. La segunda cuestión tiene que ver con los hornos que mi padre recordaba en el pueblo, su contestación ha sido la siguiente: Antes del horno de la Felipa había en el pueblo un horno viejo en la calle del Tesillo. Era un horno que daba a la espalda de la casa de D. Jesús Olmedilla y estaba en un pequeño callejón. Para más decir comenta mi padre que ese horno perteneció, en la época de los años 30/40 a Churrispas y que allí debió vivir un tal Ángel “El Pocero” y otro hombre que siempre llevaba sobre la cabeza una montera (gorra con visera)
Ahora viene la parte didáctica. Esta apreciación de una persona mayor de 90 años puede servir para entender lo importante que es aprovechar la fuente de conocimientos de nuestros padres para entender nuestra propia historia. En lo que se refiere al horno viejo se me ha ocurrido realizar la siguiente pregunta ¿No será este horno viejo, al que se refiere mi padre, el horno que aparece tantas veces en los documentos históricos del siglo XVII y XVIII que tienen que ver con la historia de Pinarejo?
A lo dicho, háganme caso, cojan una libreta y comiencen a anotar y cuando sus padres les cuenten cosas no pongan cara de aburridos y atiendan, pues a lo mejor lo que parece insignificante tiene una gran importancia.
Ahora viene la parte didáctica. Esta apreciación de una persona mayor de 90 años puede servir para entender lo importante que es aprovechar la fuente de conocimientos de nuestros padres para entender nuestra propia historia. En lo que se refiere al horno viejo se me ha ocurrido realizar la siguiente pregunta ¿No será este horno viejo, al que se refiere mi padre, el horno que aparece tantas veces en los documentos históricos del siglo XVII y XVIII que tienen que ver con la historia de Pinarejo?
A lo dicho, háganme caso, cojan una libreta y comiencen a anotar y cuando sus padres les cuenten cosas no pongan cara de aburridos y atiendan, pues a lo mejor lo que parece insignificante tiene una gran importancia.
José Vte Navarro Rubio
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