domingo, 19 de junio de 2011

POESIAS Y FOTOGRAFÍA: BUEN BINOMIO 3

Todas estas poesías son fruto de un trabajo realizado en el foro de Cuenca. Todas van acompañadas de fotografías de diferentes autores, entre ellos Diogenes, espero que disfruten:

TAL VEZ ALGÚN DÍA
Lo nuevo y lo viejo convergen en un punto.
Cuenca es pasado, presente y futuro
por eso buena es la senda y mejor el camino
que nos lleva desde aquellos días
en que el gavilán volaba haciendo círculos
hasta estos momentos del siglo XXI
en que podemos contemplar lo nuevo y lo viejo
como si fueran páginas de un mismo libro

CUENCA NEVADA 1
Es la torre la que se impone
sobre ese paisaje marcado
por la nieve y un reloj
que nos indica que más allá
de esos fríos y de ese blancor
vendrán otros momentos
en que el sol volverá a brillar
aunque solo sea para decirnos
que el firmamento está lleno
de luces y de sueños.

CUENCA NEVADA 2
Muere la calle
En medio de grandes silencios
que la naturaleza le impone
y allí donde había vida
surgen soledades
que por más que se quiera
solo se irán
cuando el gran sol se alce
y como si fuera un haz
de fuego diluyente
se lance sobre su presa
y la convierta
en agua de torrente.

CUENCA NEVADA 3
Cae la nieve
desde esa balconada
y desde ese cielo blanquecino
hasta lo más profundo
de la agreste peña
y en su caída se lleva
como si en ello le fuera la vida
los calores que se desprenden
de las perfumadas chimeneas
y los ruidos de las pisadas
al profundizar en la nieve
que se amontona en las aceras.

CUENCA NEVADA 4
Son aquellos valles
y este río con su sierra
los que nos llevan
siempre a la búsqueda
inquietante pero serena
de esos bellos lugares
tomados por la naturaleza
con los que Cuenca se despierta
en esos días de inviernos
duros y crujientes
como la cáscara de una almendra

CUENCA NEVADA 5
Duerme la ciudad
y nada le inquieta
ni las blancas nieves
que como si fueran labios
dulcemente la besan
ni los fríos extremos
que el aire reparte
en perfumadas cestas


CUENCA NEVADA 6
¡No te vayas!
Agua quédate y piensa
que por ser blancas
tus pobladas riberas
eres más que río
cuerpo que despierta
a la luz tenue de la mañana
tras haber ungido tus sueños
con cenizas blancas
en una noche de luna llena.

CUENCA NEVADA 7
Como si fueran monstruos
de doradas cabelleras
siempre a la espera
de los fríos y calores
con los que quitarse las penas
despierta y duerme la peña
a sabiendas
que nada ni nadie le llevara
ese dolor inmenso que le abate
cuando el viento llega
y entre susurros le recuerda
que su corazón es tan duro
como el de las mudas piedras.

CUENCA NEVADA 8
Abetos de espigadas cabelleras
se alzan sobre el blancor
y como si fueran
desafiantes enemigos
parecen decirle al cielo
que no doblaran su talle
ante la insolidaria nieve
que sus pies aprieta.

CUENCA NEVADA 9
Si ancha es Castilla
estrecha es la vereda que nos lleva
de días de brillantes cielos
a noches de errantes estrechas
en una Cuenca que despierta
entre risas de sirenas
y fríos eternos cuando el invierno llega.

CUENCA NEVADA 10
Duermen los copos de nieve
entre las ramas
que dulcemente les mece
a la espera
de ese sol que los convierta
en gotas de agua
que al descender por su tronco
en forma de lágrimas espesas
van dejando desde el lato talle
hasta lo más profundo de su corteza
un bello canto que habla de una muerte lenta.

CUENCA NEVADA 11
Imponentes se levantan
y con su mirada avisan
de que son de la peña
sobre la que sus cuerpos gravitan
los duros armazones
de prolongados cimientos y vigas
que hacen del risco una maravilla.

Colgadas están las casas
de por vida
aunque duros sean los inviernos
que traen agua, nieve y ventiscas.

CIUDAD ENCANTADA
Es la misma tierra
la que solo con su presencia
nos llama y lleva
desde el mundo en el que vivimos
formado por horas de espera
a otras esperas
y otros mundos
que hay más allá
de donde se alzan las piedras
en esa Ciudad Encantada
que nos da la cara
y nos deja ver
junto a esos capiteles rocosos
que al cielo muestran sus entrañas
el brillo de una luz alegrando
las horas muertas de una mañana

CASAS COLGADAS DE NOCHE
Como si salieran de un farol
en manos de un sereno
nos llegan las luces de esas casas
que allí arriba
imponentes en su atalaya
desafían al vacío
y se asoman a esas balconadas
que las manos maestras del hombre
construyeron para ser deleite
y mirada eterna de esas aguas
que a destiempo corren
por el fondo de la Cañada
entre lamentos y lágrimas
por no poder ser
gotas cristalinas de agua
deslizándose
por el cristal de las ventanas

José Vte. Navarro Rubio

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