La noche, inmensa noche de estas tierras,
cae sin proposito de enmienda y de forma profunda
como si fuera la losa de una sepultura
sobre las casas, apriscos, tierras yermas,
montes con carrascas y riberas de los ríos.
Dorado anuncio de sueños y más sueños
duermen unos mientras otros vigilan
en esas horas de la naciente noche
en que cerradas las ventanas
y ya la lumbre convertida en cenizas
ronronea el gato junto a la chimenea
y los viejos cuentan historias y aventuras.
Nostalgias de otros días
y dureza de una luna
que juega allí en el alto firmamento
a hacer de mecedora y de cuna.
Mece que te mece
duermen los niños sobre lechos de plumas
mientras un par de viejos cuentan aventuras.
A la luz de un candil
se hace la una, ya las 12 pasadas
se marchan todos al catre
pensando en nuevas aventuras.
José Vte. Navarro Rubio
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