He visto en los ojos de un niño
golondrinas perdidas
que buscan con pueril inocencia
jardines con columpios
en los que poder jugar
y retar a la ley de la gravedad
sin miedo a ser comido por el suelo.
Juega el niño
y ausente a otros asuntos
sobre la arena
hace castillos
que luego destruye
con especial cuidado
de que todo quede convertido
en arena blanca y fina
igual que estaba en su principio.
Perdido en sus pensamientos
y quizás preocupado por su futuro
mira el niño, receloso y místico
hacia el mar sin límites y bosteza
quizás pensando cuanta agua
para tan pequeño cubo.
El día trae niños a la playa
que se dejan llevar
por el rumor de las aguas
y por el gentío
mientras aprenden
unos y otros todos los niños
que su futuro está
en la primera página de esos diarios
que yacen sobre las hamacas
y nos muestran un mundo
patético, inseguro, volátil
y lo que es más peligroso
un mundo insolidario y enemigo
de este mes de agosto tan intranquilo.
José Vte Navarro Rubio
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