domingo, 23 de octubre de 2011

EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ Y FRAY ALFONSO DE MENDOZA

Tiene a gala El Castillo de Garcimuñoz, Cuenca,  de ser patria de Fray Alfonso de Mendoza. Nos ha dejado escrito Maria Luisa Vallejo, que Mendoza fue agustino y que en 1576 ya hay noticias de él, en el convento de Salamanca, comenzando sobre los 20 años a regentar catedras. El 2 de marzo de 1585 tomó posesión de la de Scoto, que había ganado al padre Marcos de Sepulveda que era trinitario. Al año siguiente, es decir en 1586, recibió el grado de Licenciado en Sagrada Teología y al otro el de Maestro. Fue contemporaneo de Fray Luis de León, al que algunas veces suplió en su catedra. Siguió como catedratico hasta que le vino la muerte el 20 de diciembre de 1596, a los cuarenta años. Dejó varios libros escritos en latín: Quaestiones Quodlibeticae.-Relectio de Universali Christi Dominio ac Regno.

Se le atribuye el manuscrito que lleva por título "In genesim". El profesor Reinhart puntualizaría que Alfonso de Mendoza agustino coetáneo de Fray Luis de León , era un poco más joven que el místico y el manuscrito, "In genésim", complétamente en latín, aparece a nombre de Mendoza pero resulta que este manuscrito atribuído a Mendoza coincide con otro encontrado en Pamplona que contiene el comentario de Fray Luis de León.

Alfonso de Mendoza fue de los que intervino en la lucha cruel y extensa contra Ramon Llull relacionando el artículo noventa y seis con la especulación trinitaria de Llull.

De su etapa en la Universidad de Salamanca ocupa diferentes catedras:  La de Escoto de 1585 al 9 y la sustitución de Guevara en 1591 al 96

Les dejo con varios intervenciones suyas en lo que se refiere al teatro, a sus implicaciones como tomista y a los famosos gallos o vejamenes de la universidad:

- En el año 1587, el agustino Fray Alfonso de Mendoza, catedrático de Vísperas en Salamanca, indignado, escribe al preceptor y ayo del principe Felipe, don García de Loaisa:

" ¿ Cuántos estupros y cuántas torpezas es necesario seguirse de tan continuado y familiar comercio y común vivienda de estos comediantes, en que hombres y mujeres perdidísimos y sin rastro de vergüenza cohabitan, comunican y comen a una mesa? ¡ Cómo se puede creer que vivirán en castidad, con santidad y bondad en medio de las torpezas? Pues los que van a ver sus representaciones, aflojando las riendas a los sentidos, dando todas las licencias al oído y a la vista, ¿ cómo puede creerse que podrán enfrenar y reprimir el alma de las pasiones, del deseo del amor, del deleite y otras costumbres ilícitas? "

- Alfonso de Mendoza, O. S. A., contemporáneo de Bañez discípulo de Fray Luis de León, se confiesa tomista amplio, que no se avergüenza de haber sido profesor de la cátedra de Escoto, y que se abrazará con la verdad dondequiera que se encuentre. La escuela agustiniana se matiza de ciertos toques nominalistas, a comienzos del siglo XVI, y adopta luego un tomismo impregnado de agustinismo. No es sino impronta platonizante afectivo voluntarista frente al intelectualismo estrictamente tomista. Asi se expresa Mendoza:

«Nullius autem in verba magistri in his disputationibus iuravi... Sed prae coctens thcologis d. I homam selcgi, cuius doctrmae et placitts inhaercam: quamvis non ita inhacrcbo, ut si quando alumclc radms vcritatis affulgeat non debeam post eam libere et expediré currere. Rcfert Magister Cano, 12 de Loci sapientissimum Victoriam a Sancto 1 homa interdum disscnsisse, maioremque in dissenticndo qnam in conscnticndo laiidem consecurum. Et quidem, ut fatcar ingenue, vix cgo in hoc opere ubi a Sancto Thoma disscntiar recoló. Thomista cnim sum, quamvis non de genere coruní qui nostra tempcstate hac se nomenclatura insignmnt; nam Sanctum Thomam scquor, alia tainen vía qua cuín sequntur thomistae neoterici, ut cum alibi saepe, tum ir. quaestione prima schollastica et quaestione secunda ct in Relactione ad calcem libri, expcriri lector pcrfacile poterit. Sed qui Scoti cathedrae in hac Sa!m;inticensi academia pracfui, non ira debiut thomista prodire, ut scoticae doctrinae profesorem me esse dedignarer» ".

-Sin suponerlo así, serían incomprensibles los famosos gallos del doctorado en la Universidad de Salamanca, donde el doctorando tenía que aguantar a pie firme verdaderas atrocidades, por el estilo de aquella que el agustino Alfonso de Mendoza dirigió a uno de ellos, atribuyéndole, con un picante comentario, las siguientes palabras, al ver llegar el santo Viático sobre un asno:

«¡Oh asno que a Dios lleváis,
ojalá fuera yo vos!
Suplícoos, Señor, me hagáis
como ese asno en que vais
y dicen que le oyó Dios»

Autor: José Vte. Navarro Rubio

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