Ser como la piedra vieja
comida por el sol y la lluvia
parte todavía viva
que renace todos los días
a la espera de nuevas aventuras.
Y vivir
con la esperanza
y con las ganas puestas
en servir
para aquello que fue construida.
Por ello
y por lo mucho que representan
en la historia antigua
pongo mi empeño y mis ansias
en estas viejas piedras de esta patria mía
tan señoriales en su presencia
y tan genuinamente queridas.
Me cuesta pensar
desde la lejanía
que sería del castillo
si algún día
al despertar no viera
que allí arriba
donde el aire corta las palabras
y hiela las risas
no estuviera este trozo de torreón,
desde el cual se divisa
un pueblo que tiene por fortuna
ser de Cuenca
su perla más exquisita.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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