Deseos afluyen
y son deseos
los que me mantienen despierto
en una quietud sin habla
donde solo reina el pensamiento
que es el que manda.
En las tinieblas se oye el jadear
y se presienten miradas
que van más allá
de donde los ojos pueden intuir
cualquier presencia humana.
Se toca la piel desnuda
y la mano avanza
por un cuerpo que se apacigua
y clama
por una paz eterna
y por una rendición apalabrada.
Cosa de dos
cada uno juega sus bazas
no sin antes sellar una firme alianza.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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